En 1939 arribó al Puerto de Veracruz el primer gran barco Sinaia. Mujeres, niños y caricaturistas huían del terror ocasionado por el dictador Francisco Franco en España. Agustín Sánchez (Ciudad de México, 1956) documenta la historia de estos artistas en su nuevo libro Los humoristas gráficos y el exilio en México, bajo el sello Turpin Editores.
Sánchez reúne 60 obras elaboradas por 10 caricaturistas que llegaron a nuestro país durante el exilio español, entre los que destacan Rivero Gil, Ernesto Guasp, Antonio Robles, Vicente Rojo, Artís-Gener —mejor conocido como Tísner—, quien fuera el primer escenógrafo de la televisión mexicana, y Sergio Aragonés, uno de los más importantes caricaturistas del mundo.
“No es un libro que busque una cuestión panfletaria. Rescato la labor de estos artistas, su trabajo y sus vidas”, señala el autor en entrevista para EL UNIVERSAL.
Los humoristas gráficos y el exilio en México presenta el trabajo más importante de los caricaturistas y narra las vicisitudes que enfrentaron para adaptarse a la realidad mexicana, como integrarse a los periódicos nacionales y las diferencias en los códigos de lenguaje.
“Los exiliados tuvieron que adaptarse a nuestras formas de expresión”. Por ejemplo, explica el autor, cuando los caricaturistas llegaron al país fueron recibidos con una manta que decía: “Bienvenidos compañeros españoles”, firma el sindicato de tortilleras. Sin embargo, en España, “tortilleras” es una forma de referirse a las lesbianas.
Para esa fecha, los artistas enfrentaron el fuerte control y la represión en los medios y la crítica política era nula, así que se vieron obligados a concentrar sus trabajos en la crítica social y chistes blancos. “No iban a patear el pesebre que les daba de comer”, comenta Agustín Sánchez.
“México es una nación que ha abierto sus brazos a todo el mundo. Ahora que está la política Trump, hay que enaltecer cómo la historia de nuestro pueblo siempre ha apoyado la migración, en especial la política. No sólo fueron los españoles, también estuvieron Trotsky y Castro”, dice Agustín Sánchez.
El libro muestra 14 obras originales, parte del archivo personal del escritor, que serán donadas al Ateneo Español en México. Además contiene un apartado a color que los caricaturistas exiliados realizaron para ilustrar portadas de libros y carteles de cine, en películas como Hay lugar para dos y Mátenme porque me muero, filmes del cine mexicano de la época de oro.
Los humoristas gráficos y el exilio en México fue financiado por el Centro de Estudios Mexicanos de la UNAM; se presenta hoy a mediodía en el Ateneo Español de México.