El poeta Francisco Hernández fue reconocido con la Medalla Bellas Artes la noche de este martes en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

Dedicó el premio a su esposa, Leticia Arróniz, e hizo homenaje también a personajes importantes en su vida como su padre Faustino Hernández, su maestro de la infancia Patricio Redondo y el poeta Guillermo Fernández.

“Cuando mi esposa me dijo quiénes más habían ganado la medalla, me quedé con la boca abierta. Pero ¿qué es una medalla? ¿una protección religiosa que requiere ser colgada con un collar? ¿O una especie de metálico bálsamo, capaz de alejar a una enfermedad pulmonar con algo de sordera, tos y poco estilo? Si me lo permiten, es un cero a la izquierda, un cero a la derecha y una imagen en el centro de la melancolía que se desmorona para un puño de polvo” mencionó.

Creadores como Elena Poniatowska, Gabriel García Márquez, Teodoro González de León, Eduardo Lizalde, Juan Gelman, Vicente Rojo y Amparo Dávila han recibido el galardón en el pasado.

“Entre mis limitaciones confieso no traducir de ninguna lengua, no haber vivido en el extranjero más de tres meses, no tener gusto por las novelas y no ejercer ninguna actividad docente; aparte de 25 libros de poesía, un diario, y un libro de artículos periodísticos aún inédito, no he realizado nada más”, opinó Hernández, con serenidad.

La directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, Cristina García Cepeda, entregó al poeta la distinción. Antes de ello, se refirió a él como un gran escritor que ha revitalizado la poesía mexicana de nuestros tiempos: “Pensamos en él como un poeta comprometido con una obra íntima que enfrenta lo mismo al desencanto que al amor, la soledad y a la violencia. Francisco afirmó hace unos días que con frecuencia duda de que sea poeta, que él hace poesía en grado de tentativa: querido Francisco, tus entrañables intentos nos emocionan siempre.”

Mauricio Montiel Figueiras, coordinador Nacional de Literatura del INBA, narró la ocasión en que conoció al escritor en un bar de la Zona Rosa en 1993; aquella vez el poeta le mencionó que había soñado con ser tentado a beber lo que Montiel había pedido, tras varios años de sobriedad: “Esa conexión entre sueño y vigilia, entre ensoñación y realidad, es para mí una de las características principales de la poesía de Francisco Hernández, que recorre como una especie de temblor soterrado toda su obra” mencionó Montiel.

El artista plástico y pintor Francisco Castro Leñero se refirió al proceso de creación como un camino donde imaginación, gusto e identidad son fundamentales.

“Celebramos a un creador en toda la extensión de la palabra. Así nos lo ha demostrado en cada uno de sus libros, con su poesía generadora de diversos arcanos que nos interrogan, maravillan y explican”, dijo.

Para la escritora Pura López Colomé, Francisco habla desde una luminosidad que se oscurece, encontrando que las cosas se alientan en su multiplicidad gozosa y doliente: “El mundo literario le ha concebido todos los reconocimientos que merece, cosa que no siempre ocurre en la vida de un autor, solamente le faltaba recibir algo que brillaba a lo lejos, la Medalla Bellas Artes”.

A lo largo de su trayectoria, Francisco Hernández ha recibido el Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes en 1982; el Premio Xavier Villaurrutia en 1994, por su celebrada obra “Moneda de tres caras”; el premio Mazatlán de Literatura en 2010, por su poemario “La isla de las breves ausencias” y el premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de lingüística y literatura, en 2012.

ml

Google News

Noticias según tus intereses