El escritor Luis González de Alba, que se quitó la vida el domingo pasado a los 72 años, era portador del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

En declaraciones a EFE, Héctor Aguilar Camín dijo que el autor de Los días y los años "sabía que ese virus (del sida) se iba a liberar e iba a matarlo". Y explicó que el líder del movimiento del 68 -un gran viajero que hablaba sin tapujos de su vida sexual- se contagió en "unos baños turcos en Estambul".

En los años ochenta, González de Alba creó la Fundación Mexicana contra el Sida, donde participó activamente en la concientización y prevención de esta enfermedad.

El primer caso que conoció fue el del actor Ernesto Bañuelas, pareja del escritor en ese entonces. "Me dijo: 'Fíjate que hay una enfermedad que le da a los gringos gays, le llaman el cáncer gay". Fue en ese tiempo que abrió, una modesta sex shop con libros sobre homosexualidad, tanto literarios como de estudios o ensayos, así como cock rings, artículos de piel y tangas.

De ahí nació luego El Taller y más tarde la Fundación Mexicana contra el Sida, contó en octubre de 2009 durante una entrevista en su casa de Guadalajara para el proyecto de investigación "Memoria de la Lucha contra el VIH en México", realizado por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED).

En aquella charla, quien fuera profesor de Psicología en la UNAM, narró que tras la creación de El Taller, un bar atípico donde se daban pláticas informativas y se hacían pruebas médicas de VIH, surgió la Fundación.

Una sentencia de muerte

El autor de Agápi Mu (Amor mío) explicó que realizó aquella organización: "Con todos mis amigos bugas, porque he sido poco de grupos homosexuales". Les dijo que la enfermedad era muy peligrosa, y que "saltaba a mujeres, sobre todo casadas". Eran los años ochenta y había poca información sobre el Sida.

Para aquella época, ser diagnosticado con la enfermedad "era una sentencia de muerte". La gente, explicó, no duraba más de un año. Las recomendaciones médicas se reducían a "cuidar lo más posible la salud. Darte buena vida: dormir, no ponerte borracheras", describió González de Alba.

Para crear la Fundación realizaba pláticas para conseguir fondos. Aunque fue idea suya, el escritor detalló que no era muy bueno organizando. Por eso, pronto designó a la escritora Guadalupe Loaeza como presidenta.

El logro, explicó en aquella entrevista de 2009, fue "la movilización en torno de un problema que comenzó viéndose como un problema de los homosexuales", pero gracias a la presión de muchos grupos entre ellos la Fundación, se "transmitió la idea de que es un problema de todos, que cualquiera se puede infectar", concluyó.

sc

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