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El promedio de libros leídos en México por la población adulta en el último año fue de 3.8 ejemplares, de acuerdo con los resultados más recientes del Módulo de Lectura (MOLEC) levantado por el Inegi en los primeros 20 días de febrero de este año.

La cifra es inferior a la registrada en otras naciones de la región, como Chile, donde se leen 5.4 libros al año; Argentina, con promedio de 4.6; Colombia, 4.1; y Brasil, con 4, de acuerdo a “El Libro en Cifras, boletín estadístico del libro en Iberoamérica”, del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC), publicado en diciembre de 2013.

La cantidad de libros leídos durante los últimos 12 meses en promedio por la población adulta ha fluctuado de 3.9 en mayo de 2015, a 3.7 ejemplares en agosto pasado. En febrero del año anterior se empezó a divulgar el MOLEC, pero hasta la entrega de mayo se incluyó el dato de libros leídos por adulto mayor de 18 años.

Por género, los hombres declararon haber leído 4.3 libros y las mujeres 3.6 ejemplares, de acuerdo con los datos a febrero pasado.

Cabe aclarar que estos resultados difieren con el dato de 5.3 libros que los mexicanos leen al año, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Lectura y Escritura 2015 que levantó Conaculta, debido principalmente a que incluye a la población de 12 años y más, mientras que el MOLEC sólo considera a la población adulta de 18 años de edad y en adelante.

De acuerdo con los resultados del Inegi, 97.2% de esa población es alfabeta. De este grupo poblacional, 80.8% leyó en el último año por lo menos algún libro, revista, periódico, historieta, página de Internet, foro o blog.

Los encuestados también dijeron que la razón principal para leer libros y revistas es por “entretenimiento” (40.2% y 60.5%, respectivamente), mientras que quienes leen periódicos lo asocian a su interés por la “cultura general o por estar al día” (63%).

En promedio, la población entrevistada dedica 38 minutos a la lectura por sesión continua. El tiempo de lectura aumenta conforme se eleva el nivel de escolaridad. De ahí que quienes tienen al menos un grado de educación superior dedican a esta actividad 49 minutos por sesión, mientras que las personas sin educación básica terminada registran un tiempo promedio de 28 minutos.

Por otra parte, 25 de cada 100 personas declararon haber acudido a la sección de libros y revistas de una tienda departamental; sólo 18.4% visitaron una librería; 15.9% prefirió acudir a puestos de periódicos o revistas usados, y únicamente 10 de cada 100 personas asistieron a una biblioteca.

De la población alfabeta de 18 años y más que declaró no leer ningún tipo de material considerado por MOLEC, 48.5% argumentó falta de tiempo, mientras que 22.5% expuso la falta de interés como su principal motivo.

El Inegi explicó que el objetivo primordial del Módulo sobre Lectura (MOLEC) es generar información estadística sobre el comportamiento lector de la población mexicana de 18 años y más, considerando características de la práctica de la lectura, aspectos asociados con la misma y razones principales para la no lectura.

Contraste de cifras. En los últimos años se han hecho esfuerzos para conocer los hábitos de lectura de los mexicanos. Entre las encuestas más significativas se encuentra la Nacional de Lectura en 2006, con 2.6 libros; en 2012, el resultado fue de 2.9; la Encuesta Nacional sobre Consumo de Medios Digitales y Lectura realizada por IBBY México y Banamex en 2015 indicó que 8 de cada 10 mexicanos leen y que 5 de cada 10 leen libros impresos; en 2013, la UNESCO dio a conocer una lista de 108 naciones sobre el índice de lectura, México ocupó el penúltimo lugar, con 2.8 libros al año.

El indicador más reciente es la Encuesta Nacional de Lectura y Escritura de 2015 elaborada por Conaculta, hoy Secretaría de Cultura, que reveló que se leen 5.3 libros al año, de los cuales 3.5 se leen por placer y 1.8 por obligación escolar o profesional, diferencia que se tomó en cuenta por primera vez.

Sobre estos resultados, el escritor y académico Felipe Garrido sostiene que la cifra de 5.3 fue “demasiado optimista”.

“Estos datos son sólo indicadores, pero no funcionan porque se habla de libros comprados, no necesariamente leídos. La reciente cifra del Inegi de 3.8 me parece más razonable, pero esto no nos debe preocupar tanto porque el verdadero problema es que el sistema educativo se centra más en alfabetizar a la gente que en formar lectores capaces de producir textos”, dijo.

“Los resultados de estas encuestas son números que nos sirven para divertirnos en la medida de que los creas o no. Yo no los creo”, aseguró Garrido.

El escritor y editor Juan Domingo Argüelles coincide: “Al Estado mexicano le preocupa más entregar buenas cifras, que ocuparse del tema de la lectura. En la última encuesta cambiaron la metodología para llegar a un número más alto de 5.3, pero no tiene mucho sentido porque no resuelve los problemas. Sin embargo, los datos del Inegi son más realistas, si ésta es la que tomamos, entonces habremos pasado de 2.9 a 3.8, una cifra que me parece más comprensible por la intensificación de los programas de lectura”.

Añadió que la Encuesta Nacional de Lectura y Escritura de 2015 fue un “asunto político”. “Hay una enorme incongruencia porque el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe había dado datos a la baja, pero cuando participó en esa encuesta, por arte de magia resultó que ya leíamos 5.3, eso no tiene lógica. Todas las demás encuestas indicaban niveles más comprensibles. De modo que hay que creerle al Inegi porque es una institución que ha sido bastante objetiva, a diferencia de las que se han propuesto vender espejitos”, sentenció Argüelles.

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