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“La mejor forma de blindar la libertad de prensa es contar con países donde existe una buena justicia, con países donde las leyes no sean letra muerta, con países donde no se necesite que los periodistas tengamos escoltas, sino países donde podamos decir vivo en un buen país no porque el gobierno me pone escoltas, sino vivo en un buen país porque no necesito escoltas”, señaló Alberto Salcedo Ramos, el periodista colombiano al participar en el diálogo “Periodismo y Libertad”.
En el marco de la 35 Feria Internacional del Libro de Oaxaca, en conversación con el periodista argentino Leonardo Tarifeño, Salcedo Ramos aseguró que en nuestros países, los dueños de la prensa suelen atentar contra esa libertad de expresión porque a menudo en los medios de comunicación la gente que piensa en los modelos de negocios están más interesados en las cuentos que en los cuentos. “Digamos que a menudo evitan publicar el cuento para que no se dañe la cuenta. Eso es algo tradicional en nuestra prensa”.
El cronista que recién ha publicado “Los ángeles de Lupe Pintor” con Almadía, su primer libro en México del que está emocionado, aseguró que México y Colombia son dos países que se parecen muchísimo.
“A mí me aterra cada vez que vengo a este país ver el enorme parecido que hay entre los dos países, un parecido que va desde lo cultural, los social, lo político también tenemos algo; pero también tenemos profundas diferencias. Diría que México es un país perro y Colombia es un país gato, México es un país perro porque todo mundo gruñe diciendo donde está el problema; y Colombia es un país gato porque hemos aprendido a cagar y a esconder. Hemos aprendido a mentirnos nosotros mismos”, dijo.
Salcedo Ramos agregó que en ambos países han matado a muchos periodistas y que en ambos países ejercer el oficio del periodismo es muy peligroso y ese peligro es un atentado contra la libertad de expresión, que en Colombia en los últimos 37 años, según cifras oficiales, han sido asesinados 143 periodistas. “Es muy raro que en Colombia a un periodista lo amenacen por broma, generalmente la amenaza va acompañada del homicidio o por lo menos del intento de homicidio”.
Alberto, el autor de libros como “La eterna parranda”, el periodista cuyo trabajo forma parte de varias antologías de crónica y muchas se han traducido a otros idiomas, se plantea varias preguntas en torno a la libertad de expresión: “¿Por qué los violentos se toman en serio lo que decimos los periodistas como para intentar matarnos? ¿Por qué diablos un señor que tiene un fusil en la mano considera que yo con una libreta y un bolígrafo puedo ponerlo en peligro a él? y ¿por qué se asusta tanto cuando él tiene el fusil y yo el bolígrafo? ¿por qué se asusta que viene a donde mí a dispararme si yo no soy el del rifle? Pues porque lo que decimos daña sus negocios. No nos matan a menudo por razones ideológicas, generalmente nos matan por una razón más práctica porque al informar como informamos ponemos en riesgo su imperio de la muerte, su negocio. Por eso nos matan”.
Dijo además que en la libertad de expresión no debe confundirse con libertad de prensa, pues la libertad de expresión va más allá de periodismo, la libertad de expresión atañe a todos los seres humanos porque todos tenemos el derecho de expresarnos libremente mientras que la libertad de prensa hace referencia a la forma de usar esa libertad a la hora informar, a la hora de llevarle información a un público.
“Contra esa libertad atentan gobernantes, políticos, autócratas, poderes económicos, inclusive son los peores porque el político es un blanco fácil, la palabra político engloba desde Winston Churchill, hasta político corrupto que se crió con nosotros en la vereda; es muy fácil decir, políticos corruptos porque nadie le va a disparar a uno, pero meterse con el dueño del emporio económico que patrocina el periódico donde uno publica o la revista donde uno escribe, allí está el verdadero problema”, apuntó el cronista.
cvtp