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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
El mano a mano entre Almudena Grandes y Elena Poniatowska, confirmó la materia emocional y creativa de la que están hechas sus historias, pero también las confluencias que hay en los acercamientos narrativos a partir de la realidad: el cómo lo ha hecho la escritora española en sus Episodios de la Guerra Civil y en cómo lo ha planteado Poniatowska en sus novelas que han partido del periodismo.
En el diálogo celebrado en el último día de actividades de la Feria Internacional del Libro en el Zócalo, que ayer cerró superando el millón de asistentes en los diez de actividades en la Plaza de la Constitución, las dos escritoras celebrarón la palabra, la escritura, la lectura y el libro, pero también se unieron a los cientos de voces que contaron hasta el número 43 para exigir justicia por la desaparición de los 43 jóvenes de Ayotzinapa.
“Me da una enorme gusto, una enorme felicidad verlos a todos ustedes, verles sus caras a todos ustedes, y también pensar en lo significa no ver las caras de 43, saber que nos faltan 43”, dijo Elena al tomar la palabra y tras eso fuerte el grito entre el público de “Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos” y ella entonces sólo insinúo el conteo y cientos de voces se unieron para reclamar Justicia. Almudena Grandes dijo que nunca le había tocado unirse al conteo y ahora estaba en paz.
Almudena aseguró que el poder de la literatura también es ese: “porque ahora la historia de Ayotzinapa también está demasiado cerca y la literatura siempre necesita toiempo; la literatura produce análisis de la realidad mucho más profundos y sutiles que el cine pero no tiene la capacidad del cine de captar instántaneamente lo que pase, entonces probablemente los escritores mexicanos dentro de pocos años serán capaces de devolver vivos y de mantener vivos para siempre a los 43 de Ayotzinapa porque al escrirlo, al contar la historia de su muerte, de sus vidas, fijaran la vida de estos 43 estudiantes”.
De ese gran poder de la literatura hablaron las dos narradoras que reconocieron la importancia de los españoles a México, que Almudena dijo que era solamente la devolución de la gran generosidad de México con la República española. También del poder de la lectura y de los libros y de la gran vida que han tenido al descubrirse escritoras. Hablaron también de amor, de poesía, de deseo.
Ayotzinapa estuvo también en el mano a mano de Juan Villoro con Fabrizio Mejía Madrid, allí volvieron a recordar a los estudiantes y cuestionaron la llamada “verdad histórica”. Villoro dijo que fue muy sorprendente que el grupo de expertos relativo a Ayotzinapa ofrecieron “con los mismos datos del gobierno y la Procuraduría, armaron un relato muy diferente y mucho más convincente”.
Allí Villoro dijo que en México hay una censura progresiva y que cada vez son menos los periódicos que viven exclusivamente de ser un periódico. Lo dijo en medio de cientos de personas que dieron cita en el último día de actividades de la feria del libro que supero el millón de visitantes.
Déborah Chenillo, coordinadora de Vinculación Cultural Comunitaria de la Secretaría de Cultura, dijo en entrevista: “cumplimos con la expectativa de ese millón de visitantes que es como una cifra histórica de la feria del libro”.
Reconoció que es un evento que a lo largo de estos 15 años ha logrado su público y se ha ido posicionando, pero dijo que independientemente del número de visitantes, la participación de la población en las actividades ha sido sumamente estimulante. “Creo que los foros han estado en su gran mayoría con una afluencia mayor a las tres cuartas partes de su capacidad, la gente ha estado reflexionando y participando”.
Chenillo afirmó que esta feria se ha consolida en ésta su XV edición como un espacio de diálogo, encuentro y reflexión.