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ssierra@eluniversal.com.mx
Matria, que hoy llega a 11 salas cinematográficas, no sólo es un documental que aborda un episodio casi desconocido en la historia de México, el de la Legión de Guerrilleros Mexicanos, integrada por 100 mil charros que en 1942 se prepararon para defender al país ante una invasión de los nazis en la II Guerra Mundial, sino un proyecto artístico que abarca una exposición de más de 100 obras y un libro que documenta la historia de la investigación y contiene 59 notas de prensa de la época, entrevistas con familiares de los protagonistas de aquellos hechos y estudiosos sobre la historia de México.
El videoartista Fernando Llanos trabajó seis años en todo este proyecto tan complejo y completo que parte de una historia familiar, la de su abuelo, Antolín Jiménez, quien fue teniente coronel de Francisco Villa, presidente de la Asociación Nacional de Charros —con la cual fundó la Legión—, así como diputado y editor de leyes.
Lo que hoy existe sobre aquellos acontecimientos es un olvido que Llanos señala: “La Legión de Guerrilleros Mexicanos duró un año exactamente. Se apoyó con la Sedena y con el Presidente (Manuel Ávila Camacho); tenientes y generales les daban asesoría militar a esta gente, pero se me hace que luego no quisieron apoyarlo oficialmente. Cuando mi abuelo lo llamó Legión de Guerrilleros Mexicanos, quizás, se les hizo que no era tan bonito nombre para andarlo apoyando oficialmente, por eso ahora que nos acercamos a la Sedena a pedir sus archivos, las tomas del desfile del 20 de noviembre del 42, no nos lo dieron. Al gobierno de hoy en día, en 2016, con autodefensas y todo este relajo, tampoco le conviene que se conozca una cosa que se apoyó oficialmente y que se llama la Legión de Guerrilleros Mexicanos”.
Llanos, quien es miembro del Sistema Nacional de Creadores del Arte, llegó al tema en 2010 —año del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución— cuando cerraba su anterior proyecto, Videoman. Encontró los archivos de su abuelo y a partir de allí halló esta historia con la que no sólo construyó su primer largometraje, sino que derivó en una serie de obras, reflexiones y cuestionamientos alrededor de la patria, los mitos fundacionales sobre los que se construye la identidad —el charro, por ejemplo—, la globalización y el consumo. Su proyecto es cercano por la historia familiar que hay en medio, sin embargo, es al mismo tiempo un tema del que algunos en la familia no quieren hablar, de ahí que varios no han querido ver la cinta de Llanos.
Entre las decenas de notas de prensa que Fernando Llanos encontró para documentar aquellos hechos, se lee en las páginas de EL UNIVERSAL del 23 de noviembre de 1942, cuando desfiló la Legión de Guerrilleros Mexicanos: “Una de las notas culminantes del desfile cívico-militar que se efectuó ayer, por su brillantez, marcialidad y gallardía fue, indudablemente el de la Legión de Guerrilleros Mexicanos que, como sabemos se ha organizado en toda la República para cooperar con el Gobierno, en estos momentos en que el país se encuentra en estado de guerra”. Más adelante, la nota se refiere a la figura del charro como “representativo genuino de la virilidad, arrojo y abnegación que sintetizan el alma nacional”.
Olvidos voluntarios. Fernando Llanos, quien estudió Artes Visuales en La Esmeralda, considera que si no existen en la Sedena archivos sobre la historia, como le dijeron, es porque o se perdieron los materiales o porque aquella Legión pasó a un segundo plano cuando “la apuesta oficial fue el Escuadrón 201. Era la nueva campaña; quienes pasaron como los que participaron de manera oficial fueron los del Escuadrón 201. Lo demás se quedó estancado”.
Para el artista, el nombre de ese proyecto de su abuelo, de una Legión de Guerrilleros, tiene tanto de contradictorio como el nombre del PRI: “O eres revolucionario o eres institucional; o eres legión o eres guerrillero”.
Sin embargo, Llanos no duda que lo que en principio parecía una locura de su abuelo, en realidad era verdad puesto que su investigación le ha mostrado mucho de la presencia de los nazis en el país.
“La primera percepción de la iniciativa es que el abuelo estaba loco, que los nazis no iban a llegar, pero si lees el libro de Cedillo (Juan Alberto Cedillo, Los nazis en México) te das cuenta de que ya estaban aquí, desde la I Guerra Mundial querían apoyarse en México para pegarle a los gringos, y que había 300 espías en México… José Vasconcelos apoyaba a los nazis; entonces, no eran los malos de la película. Fue después, cuando se supo lo que hicieron con los judíos, que se dijo: ‘Ahh, pinches nazis’.
Pero ellos eran nuestros principales socios en el petróleo; el cine nacional, la Época de Oro famosa se dio gracias a la lana de los nazis. ¡Imagínate, Pedro Infante existe gracias a Hitler!”, comenta el artista.
Y aunque resultan muy controversiales estas opiniones de Llanos, el artista construyó a partir de la exposición, que es parte del proyecto, una serie de obras en las cuales abunda en estas ideas, por ejemplo, dibujos y gráficas en donde reúne a un charro con Hitler, o donde luchan “charros contra nazis”; donde Pedro Infante tiene el bigote de Hitler; donde el oro y el petróleo se imponen a la naturaleza. Otras obras derivan en una crítica al mundo actual: en uno de sus dibujos, un indígena pregunta “¿Disculpe, aceptan american espres?”; otras subvierten estereotipos: se ve por ejemplo a un charro que en lugar de caballo usa bicicleta; otras reúnen ideas que parecen inconexas: los barcos que hundieron los nazis tienen por nombres La Niña, La Pinta y El Potrero del Llano.
“Me pareció fascinante la historia; por eso y por mi formación ameritaba que fuera un proyecto complejo; me gusta mucho Matthew Barney, que hace de sus proyectos una película, un libro, una exposición; yo no tengo su dinero, pero el proyecto es eso: película, libro, exposición”.
En el libro están las entrevistas que no aparecieron en la película, como con Rosa y Agustín Villa, nietos de Pancho Villa; con Juan Cedillo y Rafael Barajas, así como con algunos miembros de la familia del artista.
La exposición, que aún no se presenta en México, reúne más de 100 piezas, incluidas pinturas, archivos, dibujos, libros, notas de prensa, carteles, caricaturas, pimes y otros objetos.
Matria, palabra que nació de una expresión que Llanos encontró que usaban algunos charros para referirse a la patria, le ha dejado muchas reflexiones: “La reflexión a posteriori de Matria tiene que ver con cómo en la humanidad nos hemos enfocado en la lana, en explotar los recursos naturales, en el capitalismo salvaje y en el neoliberalismo. Preferimos contaminar el agua y sacar el petróleo, no pensar en el futuro, no pensar más allá del presente; por eso el oro y el petróleo que están sobre la madera... porque ‘¿qué importan los árboles?’”.
Para el artista, convivir con los mitos no tiene por qué llevarnos a que éstos no se cuestionen. “No entro en una noción purista; creo que hay que repensar las tradiciones, actualizarlas un poco, pero no hay que dejarlas de lado. Ante esta globalización, donde todos quieren parecerse a Barcelona, Berlín y San Francisco, se empieza a borrar todo, las peculiaridades se van diluyendo. La invitación de la película viene desde el título: hay que repensar la patria. Eso implica ser críticos, saber de dónde venimos, como en Nosotros los Pobres..., hay que conocer, voltear hacia atrás, conocer nuestra realidad. En esa película decían al final: ‘El rico no quiere al pobre porque no lo conoce, pero si lo conociera a lo mejor lo querría’. Así es con la patria, hay que conocerla”.
Para Llanos, entender y conocer la patria también demanda que se señale lo que está mal, de ahí que dice sobre México: “Me sorprende que la gente que esté llevando las riendas tenga tan poco cariño por este país. Me entristece ver que inviten a una persona que insulta a nuestro país, que le den tratamiento de honor a una persona que no ha mostrado el mínimo respeto por su país vecino. No nos merecemos estos gobernantes. Hay que exigir mejores gobernantes”.
Matria, que en 2014 ganó en el Festival Internacional de Cine de Morelia el premio a Mejor Largometraje Documental, se estrenará este 16 de septiembre con 11 copias en salas de cine de la ciudad, incluidas la Cineteca Nacional y La Casa del Cine.