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Buenos Aires. La escritora e investigadora Sylvia Molloy observó que la poesía de Jorge Luis Borges, como la de Charles Baudelaire, era una “poesía de la errancia”. Muchos de sus poemas tempranos y de la madurez del autor de Luna de enfrente se organizaron en torno de un flâneur que percibía la ciudad y se conocía a sí mismo. Los dos poetas registraban cambios en sus ciudades: París, a punto de volverse “capital del siglo XIX”, y Buenos Aires decía adiós a la Gran Aldea.

Otro gran lector, Enrique Pezzoni, llamó a los textos de Borges “ejercicios de autorretrato”. “Reconstruye aquello que está desapareciendo, que pertenece con mayor justicia a la memoria de otros, y que, por eso mismo, sostiene la nostalgia”, escribió Beatriz Sarlo. Hoy, la obra de Borges ocupa un lugar privilegiado en la literatura nacional.

El XI Festival Internacional de Poesía de Buenos Aires, que comienza este martes en el Centro Cultural Kirchner, celebra la obra poética de Borges a 30 años de su muerte con más de 30 poetas nacionales y extranjeros. Autores de la Argentina y de Bolivia, Chile, México, Brasil, Portugal, España, Italia, Canadá, Dinamarca, Holanda, Suecia, Turquía, Japón, Corea del Sur, la India, Rusia y el Líbano participarán de los recitales de poesía, talleres y encuentros desde hoy hasta el sábado.

El Poeta errante será agasajado en los cinco días del festival organizado por la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA). Entre las actividades, todas gratuitas, se cuentan la proyección de una entrevista a Borges de 1976, conciertos y lecturas.

Los grandes poemas. Borges, en el prólogo a su Obra poética, imaginaba tres destinos que podía tener un libro de versos: el olvido, una imagen del autor o unos pocos poemas dignos de una antología. De su propia obra, elegía en ese momento “Poema conjetural”, “Poema de los dones”, “Everness”, “El Golem” y “Límites”, la mayoría incluidos en El otro, el mismo, de 1964.

Algunos de los invitados al XI Festival Internacional de Poesía hablaron de los poemas borgeanos que recomiendan a los lectores:

Benjamín Chávez (Bolivia): “Fue Borges quien, gracias a El libro de arena, me abrió las puertas de la literatura desde el instante en que lo leí, allá por 1988. Puedo elegir el poema ‘Elogio de la sombra’, por su tono apacible y conciliador con la vida, por ser tan autobiográfico y poseer versos y motivos hondamente suyos, casi como un retrato hablado de su persona y obra”. Chávez nació en 1971. Es poeta y narrador. Publicó Prehistorias del androide, Santo sin devoción y Pequeña librería de viejo (Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal, 2006), entre otros.

Jorge Fondebrider (Argentina): “Hay dos poemas de Borges que llevan el mismo título y que fueron escritos con casi 35 años de diferencia. Se trata de ‘Límites’, escrito en su primera versión en 1923 y atribuido a un tal Julio Platero Haedo, que Borges sólo dio a conocer en El hacedor (1960). La segunda versión, publicada en La Nación en 1958 y más tarde recogida en El otro, el mismo (1964), aborda el mismo tema, pero otro tratamiento. La primera es esencial y dice todo en ocho versos sin rima; la segunda es ampulosa y bastante retórica; se despliega a través de 10 estrofas rimadas y, en cierta forma, sobreabunda, sobre todo cuando se le compara con la primera versión, que es uno de los poemas de Borges que más me gustan.”

Fondebrider nació en Buenos Aires, en 1956. Es poeta, ensayista y traductor del inglés y del francés. En 2009, con Julia Benseñor, creó el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires. Todos sus libros de poesía hasta la fecha están incluidos en el libro La extraña trayectoria de la luz.

Giovanni Catelli (Italia): “Borges es un autor muy importante para mi formación como poeta, y el poema que más me gusta de él es ‘La noche que en el sur lo velaron’”. Catelli en 2013, escribió una investigación sobre la muerte de Albert Camus, Camus deve morire. Su libro de poemas Geografías se publicó en la Argentina en 2013 con traducción de Pablo Anadón.

Andrés Montenegro (Argentina): “Siempre sospeché que Borges tuvo la intención de que ‘Alusión a la muerte del Coronel Francisco Borges (1833-1874)’ fuera un gran poema. Sabía que después de ‘El general Quiroga va en coche al muere’, el esfuerzo debía ser mayor. Señala abiertamente su interés en ‘que de todas las horas de su suerte ésta perdure amarga y vencedora’”. Montenegro publicó en 2014 Hamaca paraguaya.

Minerva Margarita Villarreal (México): “Borges nos enseñó no sólo a percibir la dualidad, sino también a constatar que sin la presencia del otro en la vida de uno, el asunto vital desaparece. Dualidad y duplicidad, el abanico se abre en un duelo de espejos. De su obra elijo ‘Poema de los dones’”. Villarreal vive en Monterrey. Es socióloga. Ha publicado Hilos de viaje y Tálamo, entre otros. En 2016 obtuvo el Premio Nacional Aguascalientes por Las maneras del agua.

Florencia López (Argentina): “‘Elogio de la sombra’ es un poema que representa el continuo exilio que el poeta siente. El poema nace del no estar estando, pero estar buscando todo el tiempo dónde estar”. Florencia López codirige Diez Mil Cosas Editora, titulada por la crítica como “la editorial más pequeña de Córdoba”. Es autora de tres libros: Andrea, Poemas para ser leídos sin camiseta y La perspectiva de los peces.

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