Más Información
Quinto concierto navideño del Ejército, Fuerza Aérea y Guardia Nacional; hubo temas clásicos y villancicos
Felipe Calderón y Margarita Zavala festejan Navidad con sus hijos; “les mandamos nuestros mejores deseos”, expresan
Adriana Malvido invita a unirse al nuevo movimiento ambiental ABC/MX; convoca a la juventud para enfrentar la crisis climática
José Ramón López Beltrán y su familia agradecen apoyo con foto navideña; “nos sentimos muy afortunados”, dicen
Claudia Sheinbaum y Jesús Tarriba envían mensaje a mexicanos; “gracias por lo que hacen por sus familias y por México”
Una arquitectura social, en la que la participación comunitaria resulta esencial, alejada de los reflectores y de circuitos de moda es la que exhibe el pabellón de México en la 15 Bienal de Arquitectura de Venecia, inaugurada hoy por el embajador mexicano en Italia, Juan José Guerra Abud.
La propuesta mexicana encaja como anillo al dedo con el lema “Reportando desde el frente”, elegido por el director artístico de la Bienal, el chileno Alejandro Aravena, que llama a reflexionar sobre el trabajo social y la participación colectiva en un mundo marcado por desigualdades, migraciones, calamidades naturales o crisis económicas.
Titulado “Despliegues y Ensambles”, el pabellón mexicano es el resultado de una convocatoria abierta, mediante la cual fue posible conocer propuestas de arquitectura social y participativa de todo el país, dijo el curador, Pablo Landa.
Explicó que el pabellón mexicano reúne mecanismos y estrategias de autogestión y relata la experiencia nacional a partir de 31 experiencias arquitectónicas que despliegan diversos casos de producción de vivienda y espacio público, arquitectura escolar y para la salud, obras de recreación y procesos de participación popular.
Las características que vinculan a las 31 propuestas son el diseño que va más allá de la arquitectura, la autoconstrucción y la participación comunitaria.
A partir de una narración de la historia de la participación social en México, la muestra intenta repasar el pasado y el presente de la arquitectura.
Uno de los proyectos elegidos es el Pabellón Cultural Migrante, construido en Tijuana para realizar talleres y facilitar el intercambio de conocimientos entre personas deportadas de Estados Unidos.
Con seis metros de altura y 14 de largo, la estructura está construida con piezas de plástico reciclado y madera y su ensamblaje se puede realizar en un día.
Otro proyecto seleccionado es el de la Cooperativa Palo Alto, fundada en 1971 (la primera cooperativa de vivienda del país) por trabajadores de una mina de arena al poniente de la Ciudad de México, que ante el riesgo de ser desalojados diseñaron y edificaron casas permanentes de manera colectiva.
Los cooperativistas, entre quienes las mujeres han tenido un papel fundamental, construyeron sus casas con block y prefabricados de ladrillo hechos ahí mismo. Las unidades fueron diseñadas para crecer de manera progresiva y hoy la mayor parte ha llegado a su etapa final contribuyendo a la mejora del conjunto y de sus espacios comunes.
La muestra incluye también la Casa O, un prototipo de vivienda que surgió como respuesta a la devastación causada por el huracán Odile en Baja California, o las Obras para Damnificados por el Río Fuerte en Los Mochis, Sinaloa, además de unidades habitacionales proyectadas por el Taller de Vivienda de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Hay también construcciones en paja y materiales reciclados en una comunidad rarámuri de Chihuahua, construcciones de adobe en Guerrero y de bambú en Tepetzintán o el proyecto de preservación de San Antonio Tierras Blancas, un pueblo purépecha en Michoacán.
Entre las construcciones comunitarias con fines recreativos sobresalen los tablados que cada año, en el mes de enero, levantan los habitantes de Tunkás, Yucatán, para realizar fiestas corridas de toros y conciertos.
Clavan columnas de madera de cinco metros y amarran dos niveles de gradas con henequén. Una vez terminada la estructura cubren sus superficies exteriores con hojas de palma y dos semanas más tarde el conjunto es desmontado y el pueblo recupera su cancha de softbal.
“Increíblemente la mayoría de la arquitectura del país se hace sin la participación de arquitectos, ni de ingenieros. Es un campo gigantesco, en el que los arquitectos tienen mucho que aportar”, resaltó Landa.
El pabellón mexicano, ubicado en la Sala de Armas del ex complejo militar El Arsenal de Venecia, está integrado por grandes módulos y piezas estructurales semidivididos por columnas de acero ya existentes.
Un techo modular cubre el área de exposición, mientras que el nivel superior está texturizado con una estructura de “nido de abeja” hecha con paneles flexibles de madera.
Mesas translúcidas y soportes audiovisuales ponen en contacto a personajes, obras, experiencias y líneas temáticas agrupados a lo largo de la exposición para así orientar al visitante en el encuentro de cada contenido.
La 15 Bienal de Arquitectura de Venecia será abierta al público el próximo sábado en sus sedes tradicionales, los Jardínes y El Arsenal (además de zonas circunvecinas) con 88 participantes de 37 países. Será clausurada el 27 de noviembre.
rqm