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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Hace unos días, la Biblioteca Histórica José María Lafragua de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), puso en línea a través del Google Cultural Institute, tres extraordinarias obras del patrimonio documental que resguarda: 26 imágenes del Códice Yanhuitlán, que por primera vez se podrá ver completo; 62 imágenes del Códice Sierra-Texupan; y 46 grabados del artista Rembrandt von Rjin.
Esas tres obras de arte de los siglos XVI y XVII, forman parte de los más de 50 mil libros antiguos, de los siglos XVI, XVII y XVIII, entre ellos 16 incunables, que resguarda la Biblioteca Lafragua y que ahora se pueden apreciar en todo su esplendor, digitalizadas en alta resolución y acompañadas de textos explicativos en inglés y español, en https://www.google.com/culturalinstitute/browse/buap.
La plataforma de Google congrega exposiciones y colecciones de importantes museos y archivos de todo el mundo para disfrute de los cibernautas que incluso tienen la opción de crear su propia galería personal. La Biblioteca Lafragua fue invitada a sumarse a esa propuesta y echó mano de tres de sus joyas documentales que ya tenía en línea en su página oficial, así como en la Biblioteca Digital Mexicana, pero que ahora contiene textos que explican las ricas imágenes.
“Una biblioteca con importante fondo antiguo debe encontrarse a caballo entre el tratamiento humanístico de sus materiales y el conocimiento profundo de sus procesos de elaboración antiguos, y la tecnología; la Biblioteca Histórica José María Lafragua se encuentra a caballo entre estos dos mundos y por esta razón el Google Cultural Institute, derivado de algunos de los materiales digitalizados que nosotros tenemos en nuestra página, nos hicieron la invitación y formamos con ellos dos colecciones con las cuales iniciamos nuestra presencia”, asegura Manuel de Santiago, director del recinto localizado en la ciudad de Puebla.
Para las primeras dos colecciones que tendrán en la plataforma de Google, apostaron por dos códices coloniales del siglo XVI provenientes de la Mixteca Alta de Oaxaca: el Códice Sierra-Texupan y el Códice Yanhuitlán; así como una selección de 46 de los 231 grabados del artista Rembrandt von Rjin que poseen.
Las joyas de la Lafragua. El fondo antiguo de esta biblioteca que se fundó con los tesoros de la Academia de Bellas Artes de Puebla y el Colegio del estado, que supera los 90 mil volúmenes, contiene otras piezas destacadas como la Grammaire Egyptienne de Champollion, edición príncipe del libro en el que se expone el método de desciframiento de la escritura jeroglífica egipcia; The Orchidaceae of México and Guatemala que muestra ejemplares de orquídeas iluminados a mano; y The Antiquities of México de Lord kingsborough que reproduce lujosamente un conjunto de códices indígenas mexicanos, así como un atlas de anatomía humana cuyas láminas son cromolitografías de gran detalle.
Allí, están inscritas estas tres joyas que ahora se pueden apreciar en Google, a través del convenio firmado y que incluye irlo incrementando. “La Biblioteca Lafragua ha sido tan importante en la historia regional que tiene dos códices coloniales del siglo XVI; dos documentos de transición, documentos híbridos entre el mundo mesoamericano y el mundo hispanoárabe que llegó a conquistarnos”, señala Manuel de Santiago a EL UNIVERSAL.
Dice que ambos documentos tienen elementos de uno y otro mundo, y son particularmente valiosos para comprender la manera en qué se estableció el contacto entre dos civilizaciones tan distintas. “Aparte de estos contenidos testimoniales e intelectuales, está también su labor material. Es papel del siglo XVI, son pigmentos y tintas del siglo XVI que se han mantenido hasta la fecha y esto también habla de valores materiales importantes en estos documentos”, afirma De Santiago.
El director del recinto describe el Códice Yanhuitlán: “Es un documento de una población de la Mixteca Alta de Oaxaca y a través del cual se establece la necesidad de mostrar que este pueblo estuvo aliado a Hernán Cortés y que con ello puede obtener privilegios y condiciones de trato por parte de los españoles. Lo que muestra es: ‘somos buenos cristianos, somos personas que ayudamos a Hernán Cortés en la conquista de Tenochtitlan y por ello también exigimos que se nos trate de manera diferente’”.
Esa bella obra, por vez primera se exhibe completa con sus 26 imágenes, pues se trata de un volumen que está dividido: 23 hojas forman parte del fondo antiguo de la Biblioteca Lafragua, tres hojas están en el Archivo General de la Nación y dos son custodiadas por la Biblioteca Burgoa de Oaxaca.
El Códice Yanhuitlán se exhibió completo en 2014 en Oaxaca, ahora está en línea en Google Cultural Institute y se puede apreciar en un libro de lujo titulado El códice de Yanhuitlán, autoría de los doctores Manuel Alvaro Hermann Lejarazu, Sebastián van Doesburg y Michel Oudijk; una obra coeditada por la Fundación Alfredo Harp Helú, la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, que se presentó el jueves en la Lafragua.
El Códice Sierra-Texupan es distinto, es un libro de cuentas de la comunidad de Santa Catalina Texupan, también en la Mixteca Alta de Oaxaca, ya desaparecida y donde ahora se localiza el pueblo de Santiago Texupan.
“El Códice Sierra-Texupan es un libro de cuentas que también nos muestran cuáles eran los productos que se generaban en esa región, de qué manera eran aplicados los ingresos para la celebración del culto, para la adquisición de ganado, aperos de labranza y de construcción, en fin, es un Códice también muy muy rico que nos permite entender cuáles fueron las condiciones de un pueblo en cuanto a la economía a mediados del siglo XVI”, afirma Manuel de Santiago.
Contrario al Códice Yahuitlán, el Códice Sierra-Texupan está completo y en poder de la Biblioteca Lafragua. Es un bello códice a colores y que como todo códice es un ejemplar único, tal como afirma De Santiago: “Podrá haber temas que se les parezcan o que traten temas semejantes o iguales pero los códices son únicos, esa es la condición de un documento pictográfico o de un documento manuscrito, su unicidad”.
Los grabados. La historia de los Rembrandt en poder de la Lafragua es más oscura que la de los Códices. Todas son obras conocidas, sus medidas varían: hay algunos de 15 x 18 centímetros, y de 14 x 15, que son los grandes, hasta unos pequeños de 2.5 x 2.5 centímetros o 3x3, sobre todo los autorretratos de Rembrandt. Tienen diferentes temáticas y todos son aguafuertes estampados.
“No sabemos por qué llegaron a esta biblioteca, se consigna su existencia mínimamente desde el siglo XIX. La biblioteca posee 231 grabados de las planchas originales de Rembrandt, de los cuales se hizo una selección de 46 para mostrar dos temas básicamente: uno es el religioso, también con imágenes de los judíos que forman parte de estos cuadros religiosos del Antiguo Testamento, y por otro lado los miembros de la familia de Rembrandt, autorretratos del propio Rembrandt, pero también de la esposa, de la madre, del hijo. Esta selección obedeció precisamente a esos criterios: mostrar en la técnica de aguafuerte cómo Rembrandt en sus grabados retrató a su familia y lo hizo a sí mismo; y por otro lado también el contenido religioso, bastante laxo, no tan apegado a la ortodoxia católica, algo que él hizo en los países bajos”, afirma Manuel de Santiago.
El director de este importante recinto dice que las bibliotecas con fondos antiguos tienen la obligación de darlos a conocer y salvar un escollo que es una contradicción: deben preservar los materiales frágiles porque son colecciones bibliográficas valiosas que no pueden ser manipulados porque se acabarían los fondos antiguos, y al tiempo difundirlos. Por esa razón apelan a la tecnología para poder mostrar y cumplir con el propósito de difusión social.