Más Información
Videojuegos, el nuevo gancho del crimen para captar menores; los atraen con promesas de dinero y poder
“Vamos a dar apoyo a los pequeños agricultores por sequía en Sonora”; Claudia Sheinbaum instruye a Berdegué
Derrota de México en disputa por maíz transgénico contra EU; estos son los argumentos de Sheinbaum y AMLO para prohibirlo
Si existe un país con riqueza fotográfica y artes visuales ese es México. Por eso ha sido muy complicado lograr que la balanza no se desequilibrara hacia México cuando hicimos la selección de fotógrafos”.
Son las palabras de María García Yelo, directora de PhotoEspaña, el XVII Festival Internacional de Fotografía y Artes Visuales -que este año está dedicada a Latinoamérica-, durante la inauguración de dos muestras en el Centro Cibeles: Develar y detonar, dedicada íntegramente a fotógrafos mexicanos o que han vivido en México; y Latin Fire, a fotógrafos latinoamericanos, pero con una importante presencia de mexicanos.
En la primera de ellas se muestra la fotografía actual presente en el país, a través de la obra de 52 fotógrafos de diversas generaciones (el más joven de 23 años y el mayor de 48), lugares, etnias y clases sociales para trazar un mapa del México de hoy.
“’Develar’ se refiere a las nuevas formas de mirar y producir imágenes, mientras que ‘detonar’ es una reflexión sobre la imagen fotográfica contemporánea”, explica Yelo.
Entre los 52 fotógrafos hay de todo. Muchos de ellos son desconocidos, algunos incluso viven en comunidades indígenas muy recónditas y si no hubiera sido por las redes sociales nunca hubieran entrado en estos circuitos; otros no han tenido formación de fotógrafos, sino que eran pintores, escritores o grabadores. Entre las fotografías hay desde retratos, hasta fotos abstractas, periodísticas, paisajes y también tomadas con teléfonos celulares. La diversidad es lo que le caracteriza, pero con puntos de contacto que muestran preocupaciones artísticas y estrategias de creación.
“La exposición muestra el México contradictorio, fascinante, terrorífico y apasionante que es nuestro país”, explica el curador Gerardo Montiel Klint, uno de los tres comisarios junto con Ana Casas Broda y Gabriela González Reyes (grupo Hydra).
“Y en la selección de fotógrafos no era requisito haber nacido en México, sino haber pasado por allí porque sabemos que México ha sido un imán para fotógrafos de otras latitudes como Brasil, Suiza y Guatemala y que a su paso por México han transformado su mirada”. “Tampoco su trayectoria fue el criterio ni que tuvieran el hábito de hacer fotos, sino que tuvieran una mirada y sobre todo que necesitaran hacer fotografía. Es decir, que para ellos hacer fotografía fuera experiencia de vida y sentido de vida. Eso era esencial”, añade.
En la exposición hay paisajes de Dolores Medel, desnudos de Juan José Herrera, retratos de Karina Juárez, imágenes de las muertes de Juárez de Maya Goded, y fotografías que muestran la violencia que vive el país como las de Pablo Ortiz Monasterio o las de Fernando Brito, de Culiacán, que fotografía los cuerpos de ejecutados a causa del narcotráfico. Unas imágenes colocadas en el suelo y que el visitante pisa sin darse cuenta, demuestran la indiferencia que vive el ser humano hacia la violencia.
Diversidad visual. También el erotismo, la sensualidad y el sexo aparecen reflejadas en la exposición con las imágenes del oaxaqueño Nelson Morales, que ha viajado por primera vez a España con tres fotografías de transexuales de una serie en la que ha trabajado cinco años.
“Con ellas he intentado dar a conocer la comunidad ‘muxe’, mostrarnos tal y como somos sin importar lo que la gente piensa y diga. Es decir, he querido expresarnos libremente. He querido contar que la cultura zapoteca acepta la homosexualidad y le otorga un papel activo y una posición abierta dentro de la sociedad mucho más relevante que en cualquier otro lugar de Latinoamérica”, explica.
“Los ‘muxes’ están integrados orgánicamente en el tejido económico y social de la comunidad e incluso se dice que son una “bendición” porque suelen ser la base de la economía familiar y cuidan a los padres cuando los otros hijos se han casado”, añade.
Morales relata que en su caso se acercó a esta comunidad por un encargo: “pero yo tenía una cierta homofobia hacia ellos por vestir el traje de tehuana. Se me hacia ofensivo. Sin embargo, cuando empecé a fotografiarlos comencé a ser tolerante con ellas y conmigo mismo. Ahora me considero parte de la comunidad y entré a formar parte de ese mundo complejo, erótico y sensual, que para muchos es tabú”.
En la muestra también están fotógrafos como Luis Arturo Aguirre, Melba Arellano, Livia Corona, José Luis Cuevas, Omar Gámez, Diego Moreno y Alexander Lucatero.
En el mismo lugar, pero en la planta superior se encuentra Latin Fire, donde se pueden ver 52 obras de la Colección Anna Gamazo de Abelló de fotógrafos latinoamericanos de ocho países, entre los que destacan Armando Cristeto, Maya Goded, Pedro Meyer, Rodrigo Moya, Jorge Deustua, Fernell Franco y Alberto Korda.