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El investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Jaime Urrutia Fucugauchi aseguró que la perforación que se inició ayer en el Cráter de Chixchulub, frente a la costa yucateca, no tendrá repercusiones ambientales.

Explicó que la forma en la que perforarán consistirá en que las tuberías están soportadas directamente en una torre del buque-plataforma Myrtle, es decir, que no están asentadas directamente en el fondo marino.

El geofísico, quien es uno de los mexicanos que encabeza este proyecto de investigación internacional, recalcó que dichas perforaciones no producen vibraciones, por lo que no se esperan afectaciones a la fauna marina.

“No habrá efectos ambientales, pero de todos modos estaremos vigilando los avances de la perforación, y estaremos en constate contacto con la SEMARNAT y SEDUMA para irles informando”, precisó.

En conferencia de prensa, Urrutia Fucugauchi también indicó que desde hace dos años cuentan con permisos de impacto ambiental para desarrollar este proyecto en el Cráter de Chicxulub, para saber si existen las condiciones a fin de poder asentar la plataforma, y cuál es el lugar más óptimo frente a la costa de Yucatán.

Además, al ser un proyecto de colaboración internacional —pues participan investigadores de 12 países—, cuentan con el aval de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Por su parte, el geofísico de la Universidad de Texas, Sean Gulick, aclaró que será casi imposible encontrar petróleo en la zona donde realizarán las investigaciones.

Explicó que el impacto del asteroide —ocurrido hace 66 millones de años en el sitio— tardó aproximadamente 10 minutos en suceder, “tiempo suficiente en el que produjo un calor inmenso que destruyó todo material orgánico, por lo que no hay posibilidad de encontrar hidrocarburos”.

Un equipo internacional de científicos, que conforman el proyecto “Expedición 364 Cráter de Chicxulub K-Pg”, inició ayer las perforaciones a 30 kilómetros de la costa de Yucatán. Las investigaciones tendrán una duración de ocho semanas.

Los investigadores recolectarán núcleos de rocas del Cráter de Impacto de Chicxulub, el más grande y mejor conservado y el único con el anillo topográfico central perpetuado.

El plan, según explicó el investigador Urrutia Fucugauchi, es perforar mil 500 metros por debajo del fondo marino para obtener rocas que cubren el cráter, así como muestras del lugar del propio impacto.

Uno de los objetivos clave de la investigación es entender los cambios que ocurrieron antes y después del impacto y cómo la vida se recuperó en el océano, ya que en este suceso desapareció 75% de las especies que habitaban la Tierra; los científicos también buscan conocer las comunidades microbianas que están a grandes profundidades y su relación con el origen de la vida y del planeta.

Por su parte, Ligia Pérez Cruz, jefa del Departamento de Geomagnetismo del Instituto de Geofísica de la UNAM, señaló que gracias a estas investigaciones lograrían obtener información para poder realizar modelos predictivos ante el problema del cambio climático en la actualidad.

Dijo que en la medida que se conozcan los efectos drásticos con el incremento de las temperaturas —como ocurrió con el impacto del asteroide —, podrían desarrollar medidas acertadas para evitar esos perjuicios climáticos en el presente y futuro.

Chicxulub es una comisaría del puerto de Progreso, ubicada a unos 40 kilómetros de Mérida, en donde habitan puros pescadores.

Frente al puerto yucateco es donde se establecerá la plataforma para las investigaciones sobre el cráter.

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