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La depresión es el estado final de un estrés crónico; en el caso de los animales, ellos pueden presentar en las primeras etapas conductas extrañas como lamerse demasiado hasta perder el pelo, corretearse la cola, cazar moscas inexistentes, y en ocasiones, se incrementa la agresión sin razón aparente, informó Alberto Tejeda, académico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM.
En los perros, por ejemplo, los métodos de entrenamiento basados en el castigo y el trato violento los llevan a actuar, primero, de forma extraña y finalmente, en lo que se conoce como indefensión aprendida, la cual es la manifestación de un estado de depresión.
Lo mismo puede suceder a los animales del circo, en donde este tipo de adiestramiento y los constantes castigos contribuyen de manera importante a falta de apetito, peso bajo y falta de atención al mundo exterior.
Los caninos necesitan estar acompañados; son muy sociales y el dejarlos solos y en encierro por tiempos prolongados les produce una profunda tristeza; igual sucede si se encuentran en condición de hacinamiento en un lugar reducido que les imposibilita moverse.
Primeras etapas de la depresión
Un animal deprimido, pasa por varias etapas: aburrimiento, ansiedad, falta de interés, y por último, la depresión. Cuando la mascota es abandonada, sufre una pérdida ya sea de otro animal o de su dueño; se presenta una tristeza exacerbada si el vínculo afectivo con el individuo era muy fuerte, indicó Alberto Tejeda.
Un síntoma de un perro en un estado depresivo, es que comienza a tener actividad excesiva; por el contrario, cuando un gato está triste se queda demasiado quieto, su actividad es casi nula y en su caso, la depresión se presenta cuando el ambiente en el que se encuentra es muy hostil, a esto se considera que son menos sociables y más solitarios que los perros.
Una forma de evitar que los animales se depriman, señaló Alberto Tejeda, es estar muy pendiente de ellos y su estado de ánimo, es decir, observar su comportamiento y si presentan alguna anormalidad. De ser así, es necesario llevarlo con un veterinario para una revisión física y si el diagnóstico es que se encuentra sano, entonces el el etólogo, especialista en comportamiento animal, será el indicarlo para atenderlo.
Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM