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¿Existirían las mismas formas de vida si los dinosaurios no se hubieran extinguido? Probablemente no, ni tampoco el mismo nivel de evolución. Esta es la tesis central de un equipo de investigadores de la Universidad de Austin, Texas, dedicados a la investigación de la computación y la robótica.
Aparentemente ambas profesiones son contrarias, pero las dos responderían a una misma lógica, según explican Risto Miikkulainen y Joel Lehman en la revista Plos ONE.
"La destrucción masiva puede conducir a resultados sorprendentes", señala Miikkulainen. Y añade que "a veces hay que desarrollar algo que parece objetivamente peor, pero con el fin de desarrollar las herramientas que necesita para mejorar".
Esto no solo se aplica a la biología explicada por los investigadores evolucionistas, sino que también se pudo comprobar que en la robótica también se cumple esta 'regla'.
Para ello Miikkulainen y Lehman usaron algoritmos computacionales durante años para entrenar cerebros de robot simulados, Al azar, mataron el 90% de las redes para imitar una extinción masiva. Posteriormente, descubrieron que los linajes sobrevivientes fueron capaces de evolucionar y de generar nuevos comportamientos.
Y no solamente eso, los que se convirtieron en las mejores soluciones, también demostraron entregar mejores soluciones a ciertas actividades como caminar. De la misma forma, demostraron que podían 'evolucionar' sin haber pasado por simulaciones de los comportamientos extintos.
kal