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Las amenazas han regresado por parte de la actual administración gubernamental de Estados Unidos que insiste en la construcción de un muro fronterizo. No se puede negar que en meses anteriores está retórica tuvo un impacto en nuestra economía, poniéndonos a trabajar y, actualmente, hay crecimiento, la moneda parece estabilizada y el consumo interno es uno de los principales motores de crecimiento.
El primer semestre del año dejó un gran aprendizaje en materia económica; al inicio de 2017, todo parecía indicar que entrabamos a un proceso de recesión, sobre todo por la incertidumbre respecto a la relación con Estados Unidos que amenazaba con abandonar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la compañía automotriz Ford había decidido cancelar su inversión en México, la cotización del dólar se disparó, las gasolinas aumentaban su precio, y se sumaron actos de saqueos en el país.
La intervención oportuna y responsable de las autoridades en materia fiscal y monetaria para cuidar de los estructurales de la economía, el relanzamiento de la marca Hecho en México, las Zonas Económicas Especiales (ZEE) y la restructuración financiera de Pemex, poco a poco fueron reduciendo la incertidumbre.
Al final del semestre, el balance económico fue positivo: el peso se apreció 12.4% frente al dólar, el consumo y las exportaciones son el principal motor de crecimiento al incrementar 3.1% y 9.1% a tasa anual durante marzo, las ventas de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) crecieron a un ritmo promedio de 4.5% a mayo, mientras que los envíos al exterior de manufacturas aumentaron 8.7% hasta mayo y los de la industria automotriz 9.4%.
Cabe destacar que un elemento importante para estos logros fue la reacción de las familias mexicanas; su nivel de confianza en la economía fue determinante para fortalecer la demanda interna a través de un mejor consumo.
No es momento para levantar las campanas al vuelo, prevalecen riesgos tanto en el contexto nacional como internacional, por lo que hay que redoblar esfuerzos e identificar riesgos y oportunidades.
Para la segunda mitad del año, a la economía le esperan grandes retos, el primero de ellos es la renegociación del TLCAN con Estados Unidos y Canadá, donde las reuniones están por iniciar.
En México, debemos entender que los gobiernos pasan y que la relación con Estados Unidos es de amigos, vecinos y socios.
El TLCAN debe entenderse como una renegociación de Estado en la que todos los agentes estén involucrados y su modernización debe incluir temas de tercera generación: economía digital, migración, derechos humanos, temas ambientales, entre otros.
También debemos entender que depender sólo de Estados Unidos como principal mercado exportador (81% de nuestros envíos van a esa nación) no es sano; insistimos en la política industrial integral y holística que permita generar cadenas productivas con las Pymes e integrar mayor contenido nacional de valor a los productos finales. También debemos buscar el acercamiento con Europa, América Latina, Asia y, principalmente China, que se está posicionando como uno de los mayores promotores del comercio y la globalización.
En la parte interna, la inflación preocupa ya que en junio se ubicó en 6.31%. Por otro lado, hasta el momento el alza en tasas ha sido un adecuado instrumento de control, pero en los últimos 12 meses se han aplicado siete incrementos; en junio del año anterior se ubicaban en 4.25% y al cierre del semestre de este año se ubican en 7.0%.
Un apretón monetario excesivo puede frenar el crecimiento y encarecer el crédito, así como afectar la confianza de los hogares; al respecto, en junio la confianza del consumidor cayó 0.8% debido a que las familias perciben un entorno menos favorable en la economía y en los hogares, tanto en el presente como en el futuro.
Cabe recordar que entramos en el cierre de sexenio, tenemos elecciones para presidente en puerta; además, el actual gobernador del Banco de México está por dejar su cargo. Todo ello implica cambios, una nueva administración y el reto es mantener y generar certidumbre a los agentes económicos.
Para el cierre del año, se debe pensar en largo plazo. La consolidación del mercado interno como motor de crecimiento se debe mantener, el empleo tiene que seguir creciendo y se debe cuidar la inflación, el gobierno debe ser eficiente en su nivel de gasto, erradicar la corrupción y cuidar los niveles de deuda.
Hay que generar confianza, atraer inversión y buscar mejores acuerdos comerciales que permitan llegar a más mercados, apostar a la innovación, la competitividad y el desarrollo tecnológico.
Hacia adelante, debemos salir de la zona de confort de la dependencia del mercado externo y trabajar para las fortalezas internas.
Vicepresidente de Consultores Internacionales S.C.