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El dinamismo económico de México en los primeros meses del año ha generado una grata sorpresa.
El crecimiento de 2.8% a tasa anual del Producto Interno Bruto (PIB) en el primer trimestre sorprendió por el entorno adverso en el sector externo y el complicado inicio de año que parecía anticipar una desaceleración significativa en el ritmo de la economía.
El buen desempeño productivo ha generado que tanto el Banco de México como la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) mejoraran su expectativa de comportamiento del dinamismo del PIB por primera vez desde 2011, por lo que ambos organismos incrementaron su estimación a un rango de 1.5% a 2.5% para este año.
Los analistas también hemos ajustado los pronósticos al alza, basados en el buen comportamiento de los indicadores del mercado interno como el consumo y la demanda externa que, vía las exportaciones, han registrado un buen impulso a nuestra economía.
Existen dos maneras de ver el comportamiento de la economía; por una parte, a través de los componentes de demanda agregada que son el consumo, la inversión, el gasto de gobierno y las exportaciones, mientras que por otra parte se encuentra el comportamiento de los sectores primario, la industria, además de los servicios y el comercio.
Al realizar un análisis sectorial, las cifras del Inegi nos dicen que los sectores ganadores son la manufactura que tuvo un dinamismo de 4.8% a tasa anual en los tres primeros meses del año, su mejor desempeño para un trimestre en los últimos tres años. Ramas como la automotriz, la industria electrónica, eléctrica y, en general, aquellas vinculadas al sector exportador orientado a los ciclos económicos en Estados Unidos, fueron los responsables de este buen comportamiento.
En las actividades terciarias, el avance fue de 3.7% a tasa anual en el periodo referido; el consumo en hogares generó aumentos en actividades como el comercio, los servicios profesionales, servicios financieros y de transporte, entre otros.
Por otra parte, entre las actividades que no tuvieron un desempeño positivo, se encuentran la minería con una baja de 10.8% (que se explica principalmente por la producción petrolera) y la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica que disminuyó 0.5%, en comparación con el mismo trimestre del año previo.
Por el lado de la demanda agregada, aún no hay datos oficiales (serán publicados hasta el 20 de junio) pero podemos deducir algunos de los componentes por su comportamiento mensual y, en ese sentido, las exportaciones son las que destacan por su fuerte dinamismo que fue de 14.1% en el primer trimestre, sobresaliendo los envíos manufactureros. Por otra parte, está el consumo privado que aumentó en promedio 3.5% en el primer trimestre.
En la parte de la inversión, el indicador de la formación bruta de capital fijo tuvo un avance importante de 3.9% en marzo, pero no es suficiente para contrarrestar la baja de los dos primeros meses del año, por lo que, en promedio, el trimestre muestra un resultado negativo de 0.06%.
Tenemos entonces una baja en la inversión, pero un buen desempeño del consumo y las exportaciones que se espera se mantengan hasta la primera mitad del año.
El comportamiento que registran las ventas en la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) confirman el paso importante del mercado interno, al promediar 3.6% en el primer trimestre en tiendas iguales; además, la generación de empleos (que ya rebasa los 400 mil nuevos puestos de trabajo en el sector formal al mes de abril), hace suponer que el ingreso de los hogares ser verá fortalecido.
El optimismo no debe ser desbordado; hay elementos de riesgo tanto externos como internos que aún pueden frenar el dinamismo.
A nivel local, tenemos una política fiscal restrictiva y un cuidadoso gasto de gobierno que se aplica para no disparar aún más los niveles de deuda, mientras que las presiones inflacionarias han provocado el alza en tasas de interés que sin duda eleva el costo de los créditos para hogares y empresas.
La economía mexicana demostró solidez en los primeros meses del año pero no es suficiente, tanto el consumo como las exportaciones son los principales motores de crecimiento, mientras que los pendientes son la inversión, el gasto y la diversificación de mercados.
México aún tiene retos que vencer y el camino del crecimiento se debe reforzar con un extremo cuidado de los fundamentales de la economía, acelerar las reformas estructurales, la relación con otros mercados y tener una modernización del TLCAN que permita fortalecer la demanda interna y favorecer la entrada de inversión y generación de empleo.
Vicepresidente de Consultores Internacionales S.C.