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ruben.migueles@eluniversal.com.mx
Antes de que Donald Trump asuma la presidencia de Estados Unidos se espera un incremento de migrantes y remesas, ante la incertidumbre de posibles medidas que afecten a los mexicanos que trabajan y viven allá, coincidieron especialistas.
Entre esos riesgos figura la amenaza de deportar a 3 millones de personas, cuyo costo económico, político y social afectará a ambas naciones.
Lo primero que se podrá ver es que aquellas personas que tenían un plan de migrar el siguiente año o en 2018, probablemente aceleren su cruce en los siguientes meses antes de que se fortifique más la frontera con Estados Unidos, dijo Juan José Li Ng, economista senior de BBVA Bancomer.
En segundo término, muchos mexicanos allá que pierden su empleo o no logran ocuparse van a regresar, aunque no de manera masiva, sino moderada, “pero no estimamos que el volumen total neto de mexicanos en Estados Unidos vaya a variar de forma importante”, agregó.
La posibilidad de deportar de forma inmediata a 3 millones de migrantes (de los cuales 60% podrían ser mexicanos) se antoja muy difícil. Materialmente es una tarea muy compleja, hay que ubicar, identificar y trasladar para la deportación, lo cual operativamente es muy complejo, expuso Tonatiuh Guillén López, presidente del Colegio de la Frontera Norte.
“Lo más probable es que estemos en un escenario de incrementos sucesivos pero con un límite, porque van a volver a ocurrir elecciones en cuatro años”.
Es posible que los números de deportación vengan en aumento gradualmente. Hay una especie de pirámide invertida, pues de 2009 a 2011 se deportó a medio millón de personas anualmente, y el año pasado fueron 160 mil personas. Ese descenso es muy notable y volver a subir esa escalera cada año es complejo. No creo que pasemos de un año a otro a 300 mil, o sea que duplique de un año a otro su capacidad de deportación, consideró Guillén.
Sin embargo, queda el riesgo de que se aplique una política persecutoria intensiva, destacó.
Flujos al alza. Por lo que se refiere a las remesas, en este mes y en diciembre se podría incrementar en más de 400 millones de dólares el flujo de envíos. Es decir, que en vez de crecer 5.5% como se esperaba inicialmente, las remesas podrían aumentar 8% este año, para cerrar con una cifra en máximo histórico de 26 mil 800 millones de dólares, estimó Li Ng.
Lo anterior debido a la incertidumbre de posibles medidas que Trump ha anunciado, como impedir que cualquier persona no documentada mande dinero al exterior, y un impuesto a las remesas de hasta 5% del monto enviado, con lo que se podrían recaudar cerca de mil 300 millones de dólares al año para la construcción del muro que ha anunciado, explicó.
Li Ng considera complicado llevarlo a cabo, a menos de que Trump promueva una ley específica, lo cual no podría ser exclusivamente contra las remesas, sino contra todas las transacciones que salgan del país, y eso traería como consecuencia la resistencia de algunos inversionistas.
Vemos baja posibilidad de que haya un impuesto contra las remesas, comentó Isabel Cruz, directora general de la Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social.
Los migrantes van a tratar de enviar efectivo, como en otros momentos ocurrió, y habría una regresión muy fuerte en el sistema financiero, además, hay que tomar en cuenta que el envío de dinero de Estados Unidos a México es el sistema más dinámico de remesas en todo el mundo, destacó.
Migración y deportación. Los migrantes mexicanos en Estados Unidos se encuentran en un periodo que llaman de “neta cero”, es decir, que a partir de la crisis económica en 2007 se detuvo la migración hacia el vecino país en cuanto al volumen total de migrantes. Desde ese año a la fecha, el número de mexicanos que se encuentran en el vecino país oscila entre 11.7 y 11.8 millones.
De éstos, entre 5.5 y 6 millones son no documentados, mientras que el resto tiene documentación.
Del total de migrantes mexicanos, 3.2 millones tienen ciudadanía, otra cifra similar cuenta con green card y el resto es indocumentado, mientras que una pequeña parte tiene visa de trabajo temporal.
Barack Obama ha deportado en ocho años de administración a 2.5 millones de migrantes mexicanos, entonces una política más agresiva podría encontrar a lo mejor otros 2 millones, expresó Juan José Li Ng.
“No creo que haya una cifra tan grande que pueda ser deportada, es una cifra menor en comparación con periodos anteriores a Obama”.
Lo más que podrían deportar sería un millón y medio de mexicanos, dijo, pero va a generar un ambiente de xenofobia y rechazo en la población de origen mexicano, lo que puede impactar en su calidad de vida en el mercado laboral estadounidense.
Se intensificará la expulsión de mexicanos, pero a la larga va a repercutir en el volumen de remesas que llegan al país, pero sobre todo en la inviabilidad de empleos y crecimiento de pobreza, advirtió Isabel Cruz.