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cartera@eluniversal.com.mx
Para la autoridad regulatoria bancaria mexicana el principal reto en 2016 es estar vigilante de cualquier posibilidad de contagio al sistema financiero ante las complicaciones que atraviesan algunos bancos en Europa o China, como parte de los abruptos movimientos que registra la economía internacional.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Jaime González Aguadé, presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, destaca que el entorno actual puede detener la llegada de nuevos jugadores a México por la situación que viven en sus países. En tanto, aseguró que el sistema financiero no tuvo un efecto reputacional del caso Ficrea.
¿Ve riesgos de contagio de la situación de otros bancos al sistema financiero en México?
—México ha demostrado ser muy resistente a los shocks externos. Lo fue en 2008 cuando los bancos en el sistema financiero más que ser un problema fueron parte de la solución y siguieron prestando bien. Y esto es cierto también para la economía mexicana que lo ha demostrado en esta etapa de mucha incertidumbre y 2015 es una muestra de eso, el crédito creció tres veces por encima de la economía con cartera vencida de 3% y una banca sólida.
¿Los factores externos son el tema más preocupante para la Comisión en este momento?
—Sin duda. Construimos las bases, las instituciones para operar la economía mexicana. Si tenemos shocks externos tenemos que vigilar ese posible contagio. Los bancos están preparados, ya pasó en 2008 pero no obsta para que no sigamos trabajando y hoy la variable que puede generar problemas financieros, si los hubiera, es del exterior.
¿En este entorno cómo encaja la nueva regulación a bancos?
—La idea es tener los bancos domésticamente sistémicos. En la última junta de gobierno de la comisión se incorporó el factor de los bancos que tienen su matriz fuera tienen que incorporar parte del riesgo contracíclico y los bancos domésticamente sistémicos ya los definimos. Básicamente son los cinco más grandes del sistema.
¿Se les va a pedir mayor capital?
—Dado que pueden ser un riesgo para el resto del sistema les pides capital adicional y de mejor calidad y eso pretende que sean resistentes a cualquier variabilidad. En México estos bancos que son grandes y que son sistémicos no tienen los riesgos que quizá tengan los sistémicos de otros países. Independientemente de su comportamiento por la incertidumbre internacional en México se t iene el suficiente capital para absorber riesgos y muestra de ello es el crecimiento que han tenido y cómo va su cartera. Aún con estos escenarios adversos que tenemos en la parte que hemos modelado con pruebas de estrés, hoy la banca es suficientemente resistente en México como para que no veamos problemas adicionales.
¿El caso HSBC no preocupa? Reportó pérdidas en 2015.
—Es un caso especial en sí mismo. Tiene un problema a raíz de lavado de dinero que se sancionó en México y en Estados Unidos y en ese país sigue teniendo un proceso criminalizado por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos. Eso le ha puesto diferentes complicaciones para su negocio y México en ese sentido no es la excepción. Vio reducidas sus líneas de negocio, sus sucursales y algunas de las cosas que lo hacía importante en México y eso después de dos o tres años le afectó su línea final del balance. Afortunadamente tiene mucho capital y sus directivos internacionales se han seguido comprometiendo con México. Esperemos que signifique que van a seguir aquí y que lo van a hacer de mejor forma. Además han dado un cambio en su directiva que busca enfocarse en el mercado de consumo donde debe ser fuerte teniendo tantas sucursales.
¿Habrá nuevos bancos este año?
—Siempre vienen y nos tocan a la puerta. Ven los lineamientos y se van, cambian las cosas en el mundo y regresan y luego ya no les gustó. Es difícil decir si este año pero estamos estudiando algunos prospectos.
¿Este entorno puede detener que otros bancos lleguen al país?
—Sobre todo por lo que les pase en sus propios países. Si había alguno con interés de entrar a México primero tienen que estar fuertes allá. Ya habido impacto en el sistema financiero como el caso de Deutsche Bank que salió de México. Por supuesto que tiene impacto en las decisiones de negocio no en sustentabilidad del banco ya establecido pero sí en las decisiones para entrar o permanecer en México, como es el caso que ya vimos en Deutsche y otros que pudieran haber venido tienen que esperar a que esta volatilidad se estabilice.
¿Cuál es el reto este año?
—Estar pendientes de que exista un contagio y actuar a tiempo, y la reforma financiera nos da herramientas que no teníamos e incluso si se dan problemas en la economía y esperemos que esto no ocurra. Tenemos que estar pendientes de que eso no se traduzca en problemas en la banca que nos haga tomar decisiones adicionales como se ha tenido que hacer en el pasado. Eso es un reto dada la volatilidad. Y el otro tema es seguir verificando y supervisando la nueva regulación. Que se cumplan todos los temas.
¿Ve efectos en los productos del sistema bancario por el ajuste del Banco de México?
—Típicamente eso esperarías sobre todo en las tasas de corto plazo. En las de largo plazo los bancos están cubiertos y eso hace difícil un ajuste inmediato y lo ves en las hipotecarias. Pero también tienes un fenómeno de competencia que va a inhibir ese aumento. Hay que ver cómo se van incorporando estos cambios de estas variables en los precios nacionales. Seguramente se puede reflejar algo, es lo que te de diría la teoría económica pero tendremos que esperar de qué magnitud son.
¿Ya se limpió en cuestión de imagen el sistema por el caso Ficrea?
—Paramos un fraude que se estaba cometiendo contra los ahorradores. Y eso por más que no les haya gustado fue la forma de actuar y que prevé la ley. Esto ha quedado claro en el tiempo y se pagó con los instrumentos que se tenía a casi al 100% de los ahorradores que solicitaron el pago de su seguro de depósito.Esa parte demuestra que las instituciones financieras funcionan y que lo vamos a seguir haciendo cada vez que sea necesario. Sobre la parte reputacional del sistema financiero, tenemos que entender que como en cualquier otra industria entran y salen intermediarios, mayoritariamente porque quiebran y también hay fraudes. Desafortunadamente el sistema financiero se presta para eso y tenemos que estar pendientes y la volveríamos a cerrar porque es un tema de que el sistema financiero sea creíble y sea solvente.
¿No dejó un vilo de desconfianza?
—Yo creo que al revés. La gente debe tener confianza de que vamos a actuar y que la ley funciona. El caso Ficrea se volvió un tema político. Tuvimos recientemente tres casos de cierre, un banco, una Sociedad Financiera Popular y una caja de ahorro y en las tres funcionó la supervisión y la regulación y lo que no les gustó fue el resultado, pero eso no depende de nosotros.