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Como ningún otro país, México otorga un estímulo fiscal para impulsar la industria cinematográfica nacional. Desde hace nueve años el Congreso aprobó dar recursos cada año para la creación y distribución de películas.

En 2016, se van a destinar 700 millones de pesos, de los cuales, 650 millones van para proyectos de inversión cinematográfica y 50 millones para la distribución; esta es la primera vez que la nueva Secretaría de Cultura se encarga de aplicarlos.

Si bien pareciera que el monto es poco, ha servido como aliciente para directores como Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón para aspirar a llegar lejos o realizar el sueño de ganar un Oscar otorgado por la Academia de Estados Unidos.

El titular de la Unidad de Política de Ingresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Rodrigo Barros, asegura que el incentivo funciona y da resultados, porque producciones realizadas con esos recursos han ganado premios como el Ariel.

Se creó en 2006, pero operativamente el estímulo arrancó desde 2007 y comenzó con 500 millones de pesos; dado el éxito que tuvo —en producciones como Arráncame la vida, El Infierno, Hidalgo y Hasta el viento tiene miedo— los legisladores incrementaron el monto a 700 millones de pesos en 2013, refiere el funcionario.

Hay un límite de 20 millones de pesos por cada proyecto y 2 millones de pesos para distribución.

Sin embargo, esta cantidad parece insuficiente al compararse con las producciones de mexicanos en el extranjero como González Iñárritu.

Su más reciente filme que está nominado al Oscar, El Renacido, costó 135 millones de dólares y en la tercera semana de estreno fue la más taquillera de EU y Canadá, con recaudación de 16 millones de dólares.

Pero cuando Iñárritu y otros como Cuarón, que han triunfado en Hollywood, hacían cine en México, usaron este estímulo, dice el socio de impuestos corporativos de PricewaterhouseCoopers (PwC), Mariano Terán.

Rodrigo Barros dice que es difícil afirmar que el monto del incentivo, vía el Presupuesto de Egresos de la Federación, es suficiente para el talento y creatividad que hay en México.

Aclara que el estímulo es sólo para producciones nacionales.

De la posibilidad de que ese tipo de recursos apoyen proyectos como el que pretende impulsar la actriz Kate del Castillo de llevar al cine la vida del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán, Barros dice que hay un comité técnico que decide si se avala, y no Hacienda, además de que se otorgan con base en criterios-objetivos.

Tecnología costosa. Mariano Terán, de PwC, coincide que el monto del apoyo es razonable de acuerdo al universo de contribuyentes y casas productoras que están participando.

Había una diferencia entre los recursos y las capacidades del cine mexicano en comparación con las producciones internacionales, puntualiza Terán. Hoy, gracias al incentivo se ha invertido en tecnología para películas animadas que era imposible imaginar por su alto costo, asegura.

Afirma que ese aliciente funciona muy bien y tan es así que no sufrió afectación con el recorte al gasto. Destaca que del total de las películas mexicanas que se han hecho al menos en los últimos siete años, 80% se han beneficiado con el estímulo.

Rodrigo Barros menciona que no sólo el cine tiene apoyo: para el teatro también hay un incentivo fiscal de 50 mdp; 2 millones por cada puesta.

¿Cómo funciona? El estímulo que da el gobierno funciona así: “Un contribuyente puede destinar hasta 10% del Impuesto Sobre la Renta a una producción cinematográfica nacional. El proyecto tiene que presentar un presupuesto, un proyecto técnico y tiene que ser aprobado por el comité técnico. Al aprobarse, el contribuyente puede hacer aportaciones a ese proyecto”, explica Mariano Terán.

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