El Banco de México (Banxico) estima que para 2016 la inflación general registre incrementos, ubicándose en niveles cercanos a 3.0 por ciento al cierre del año, tras el nivel mínimo histórico de 2.13 por ciento registrado a finales de 2015.
En su “Programa Monetario 2016”, enviado el viernes pasado al Ejecutivo Federal y al Congreso de la Unión, el banco central expone que dicha trayectoria reflejaría el desvanecimiento del efecto aritmético de los choques de oferta favorables que tuvieron lugar en 2015.
Asimismo, el impacto de la depreciación del tipo de cambio sobre los precios de algunos bienes, “mas no un deterioro generalizado del proceso de formación de precios en la economía”, apunta.
Anticipa que para 2017, la inflación se estabilice alrededor del 3.0 por ciento, en congruencia con la meta permanente establecida para dicha variable, aunque precisa que esta previsión para la inflación enfrenta diversos riesgos.
Entre los riesgos al alza, agrega, sobresale la posibilidad de un deterioro en las condiciones externas y, en particular, en los mercados financieros, que genere presiones adicionales sobre la cotización de la moneda nacional, las cuales pudieran trasladarse a la dinámica de los precios de los bienes no comerciables y de los servicios.
Por otra parte, refiere que entre los riesgos a la baja, sobresale que continúen registrándose reducciones en los precios de insumos de uso generalizado, principalmente de los servicios de telecomunicaciones y de los energéticos, así como que la cotización de la moneda nacional revierta parte de la depreciación que ha acumulado hasta la fecha.
Ello tomando en consideración que la evolución del tipo de cambio en México pudo haber experimentado una sobrereacción reciente y que, en consecuencia, actualmente se ubique en niveles más elevados que los que serían congruentes con los fundamentos macroeconómicos del país, añade.
En este contexto, subraya, durante 2016 la Junta de Gobierno del Banxico permanecerá atenta, como siempre lo ha hecho, a la evolución de todos los determinantes de la inflación, y de sus expectativas para horizontes de mediano y largo plazo, tanto de índole externa como interna.
En particular, prestará atención a la postura de política monetaria relativa entre México y Estados Unidos, al traspaso de movimientos del tipo de cambio a los precios al consumidor, así como a la evolución del grado de holgura en la economía, precisa.
Todo ello, señala, con la finalidad de estar en posibilidad de tomar las medidas necesarias con toda flexibilidad y en el momento en que las condiciones lo requieran, para consolidar la convergencia de la inflación al objetivo permanente de 3.0 por ciento.
Menciona que si bien hasta el momento el traspaso de movimientos cambiarios a los precios ha sido moderado, no puede descartarse el riesgo de que una tendencia hacia una mayor depreciación cambiaria afecte las expectativas de inflación y propicie aumentos de precios en un conjunto amplio de bienes y servicios.
En el documento, el Banco de México ratifica que estará atento a evitar que estos efectos de segunda ronda se materialicen.
En el ámbito interno, destaca el hecho de que todavía existen condiciones de holgura en la economía de México, y hacia adelante se prevé que estas condiciones se mantengan a lo largo de 2016.
Así, expone, no se esperan presiones generalizadas sobre los precios de los bienes y servicios provenientes del lado de la demanda agregada y de los mercados de insumos, pero a medida que se vaya recuperando la actividad económica se anticipa que la holgura disminuya de manera gradual.
En este contexto, el Banco de México subraya que vigilará el comportamiento de la economía nacional para evitar que por esa vía se presenten presiones inflacionarias.
Por otra parte, destaca que dado el complejo entorno internacional y las perspectivas de que dicha complejidad prevalezca en el futuro inmediato, es crucial mantener un marco macroeconómico sólido en México.
“Una política monetaria enfocada en preservar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional es parte fundamental de dicho marco”, estima.
Sin embargo, además de ajustar la postura de política monetaria de ser necesario, es indispensable concretar los esfuerzos planteados en el ámbito fiscal, así como continuar implementando de manera adecuada y oportuna las reformas estructurales, plantea.
Lo anterior, agrega, contribuirá a fomentar un ambiente de confianza en torno a la economía mexicana, distinguiéndola de otras economías emergentes, de tal manera que el componente de riesgo país en las tasas de interés permanezca en niveles bajos.
Considera que ello será fundamental ante un entorno externo en el cual las condiciones financieras serán más astringentes, y así será posible seguir avanzando en la consolidación de una economía con un crecimiento que cada vez se pueda ir acelerando de manera sostenible, con estabilidad financiera.
cfe