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En una empresa, el contador es una ficha indispensable. Su oficio va de la mano con la actividad de una compañía, porque éste se encarga de traducir todas las actividades de la empresa a números. Esto entre otras funciones vitales. Nace de la necesidad de tener registros del comercio hacia el año 3 mil 500 A.C. y hoy el contador sigue y continuará siendo básico para cualquier organización.
Hoy, las formas han cambiado, y a partir de este año, la contabilidad se entrega vía electrónica, pero las necesidades de las compañías siguen siendo las mismas.
Según documenta el portal fiscal IDC, existen cerca de 20 mil de estos profesionales agrupados en el Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP), la Asociación Mexicana de Contadores Públicos (AMCP) y afiliados a otros colegios a lo largo del país.
Así que, ¿cómo escoger uno? Primero, hay que entender qué es lo que hacen.
“El contador público reúne, analiza e interpreta la información, haciendo que los números ‘hagan sentido’. Es decir, traduce a cifras las actividades de todas las áreas de la empresa”, explica un documento del Colegio de Contadores Públicos de México. Éste es un profesional que con estas cifras, “produce información vital para el proceso de toma de decisiones de la alta administración y da transparencia y solidez a la administración del negocio”.
Entre los servicios que ofrece se encuentra la verificación de la exactitud de las operaciones; la vigilancia del cumplimiento de las obligaciones fiscales y el establecimiento del procedimiento más adecuado para registrar las operaciones efectuadas por la empresa.
Pero un contador no sólo registra la actividad de la empresa o paga impuestos, sino que también debe de proporcionar a la dirección “información confiable y oportuna” para la toma de decisiones en el día a día de una empresa, según señala este mismo documento. Es por esto que al escoger un contador también debes tomar en cuenta que éste será un asesor y una especie de consejero.
Ellos son especialistas y tienen un lenguaje técnico, pero eso no debe impedirte entender qué es lo que tu contador está haciendo y además, él, por dedicarse a un oficio de servicio, debe de explicarte de una forma sencilla todos los detalles de los números de tu empresa.
“Él tiene que explicarte de manera fácil que estás gastando mucho, dejando de vender o que estás pagando mucho de impuestos, o ese tipo de cosas que también al empresario le ayudan”, explica Mario Escobosa, Integrante de la Comisión Sector Empresarial del Colegio de Contadores Públicos de México.
Él debe de involucrarse en temas de análisis, consejo y asesoría para el empresario cuando éste lo necesite. Escobosa asemeja el ejercicio de la Contaduría con el de la Medicina y asegura que un contador debería dar un análisis sobre la empresa —costos, gastos, etcétera— al igual que un médico lo hace cuando da lectura a un examen clínico. “El servicio debe ser integral”, asegura el especialista.
“El contador que sabe, que te lleva y que asesora, inmediatamente te crea un vínculo de confianza”, explica Israel Coto, director de Microsip México, una empresa dedicada a comercializar sistemas administrativos para las pymes.
No se vale desatender
Él es el especialista que te ayudará a tener todo en regla, pero no por eso tienes la excusa para desentenderte. “Como dueños de empresa debemos estar pendientes de qué es lo que le enviamos a él y a su vez qué es lo que éste le está enviando al SAT, de cómo se están pagando los impuestos y de dónde viene esa cifra que se está pagando”, explica Escobosa.
Debes preguntarle el por qué las diferencias entre un mes y otro en cuanto a monto o cómo te afectó el tipo de cambio en la compra de materias primas, por ejemplo. Israel recomienda que no dejes que nada más calcule la cifra que la empresa ha de pagar de impuestos, sino que incluso establezcas reuniones periódicas con este especialista en la que pueda revisarse la contabilidad a detalle.
Los fundamentos contables son los mismos, pero los contadores tienen que actualizarse porque la ley suele estar constantemente cambiando y el desarrollo tecnológico exige que estos profesionales aprendan cosas nuevas.
Por ejemplo, en temas de protección de datos personales y transparencia. A partir de este año, es obligatorio llevar los registros contables a través de medios electrónicos e ingresar la información contable a través del sitio del Servicio de Administración Tributaria, así que es necesario que estos profesionales estén tomando talleres y diplomados que les permitan manejar los nuevos procedimientos.
Si este especialista está bien actualizado, es mucho más probable que sea flexible y te ofrezca diferentes caminos para una solución. Al hacerlo te está dando la oportunidad de elegir.
“Hay que preferir alguien que está abierto y que te da opciones y que te dé soluciones. Así que él debe buscar una comunión entre lo que le están pidiendo y la operación”, explica Coto. Junto a las opciones de cada camino, te debe explicar con claridad las consecuencias, así como lo que él recomendaría hacer.
Estudia tú también
Si bien no tendrías por qué saber todas las modificaciones de ley y los temas relacionados con la contabilidad electrónica porque tú no eres el experto, es necesario que sí te documentes y estés al tanto de los constantes cambios, porque esto te ayudará a evaluar si la persona que quieres contratar está lo suficientemente capacitada. Fíjate que este especialista no esté peleado con la tecnología y que más bien la vea como un aliado, porque hoy que prácticamente todo se presenta en línea, el que un contador no sepa manejar estas herramientas no hará más que perjudicar a tu empresa.
Al igual que en cualquier disciplina, dentro de la contabilidad hay varias ramas, así que tienes que fijarte a qué se dedica el profesional que piensas contratar.
“Necesitas un buen fiscalista que sepa cuando menos manejar la plataforma del SAT y conozca sus conceptos”, comenta Escobosa.
No escatimes en lo que le vas a pagar, porque esto puede salirte más caro a la larga. “Sí hay que darle valor al servicio porque si hacemos una mala selección nos va a salir mucho más caro que si tomamos precauciones. No se trata de exagerar en un despacho de lujo pero sí pagar el precio justo”, explica Israel Coto.