En el pasado, México tuvo una apertura indiscriminada en pro de la globalización; la situación ahora es distinta y no podemos quedar anclados al grillete maquilador.

Empresarios mexicanos han trabajado de la mano con la Secretaría de Economía para hacer llegar las inquietudes; sin embargo, como hemos dicho en repetidas ocasiones en Consultores Internacionales, S.C, si no llevamos a cabo una renegociación de Estado, el futuro de México, donde están involucrados todos los sectores, las cámaras, las embajadas, las organizaciones, puede estar en riesgo.

Debemos ver el bosque, no sólo el comercio, mirar a Estados Unidos como vecino, socios y amigos, y así considerar al TLCAN como un mecanismo para fortalecer las cadenas productivas, con una política industrial firme y clara en beneficio de la generación de valor agregado nacional.

El próximo 16 de agosto inicia la primera ronda para la modernización del acuerdo entre México, Estados Unidos y Canadá; los funcionarios de los tres países se reunirán en Washington para dar los primeros pasos orientados a lograr acuerdos que beneficien a los tres países en materia comercial y modernizar un tratado con más de 20 años sin ser modificado.

Se anticipa que serán negociaciones nada sencillas, por lo pronto se tienen contempladas siete rondas que definirán la nueva versión del acuerdo comercial, el cual, en el mejor de los escenarios, puede llevar de seis meses hasta un año.

Antes de iniciar formalmente con las reuniones, ya empezaron a surgir los temas controversiales.

Uno de ellos es que Estados Unidos busca eliminar el actual método de controversias comerciales para ser tratados en tribunales estadounidenses, reducir el déficit comercial con México y evitar la manipulación del comercio a través de las paridades cambiarias frente al dólar.

Por lo menos, la primera de estas medidas implicaría eliminar el llamado       Capítulo 19 que es el mecanismo de solución de controversias del TLCAN que hasta el momento ha permitido resolver conflictos en materia de cuotas antidumping, subvaluación y salvaguardas.

Ante tal medida, Canadá y México se han pronunciado en contra y se comienzan a fijar posturas en estos temas controversiales, que son sin duda la antesala de lo que se avecina en los próximos meses.

Cada país buscará sacar la mejor parte. Temas como el campo, la migración, la economía digital, agroalimentarios, el comercio electrónico, las reglas de origen, las telecomunicaciones y el sector energético, entre otros, serán parte de las discusiones más delicadas y los acuerdos de mayor interés; también serán el punto donde la capacidad de negociación equivale al activo que debe generar confianza y certidumbre.

En línea, el tema del comercio electrónico debe tratarse con la debida delicadeza, ya que involucra el futuro de muchas de las empresas que, a través de internet, han logrado un desarrollo comercial importante, además de que en la economía digital hay grandes oportunidades a futuro.

Los negociadores de nuestro país, por ende, deben tener una posición firme. Una mala negociación, sin tener clara la visión y vocación de largo plazo, sería altamente peligrosa para México y más valdría hacer un impasse actuando bajo los preceptos de la OMC, mientras se tiene el proyecto concreto y se reestructura la economía.

Por ningún motivo se debe permitir regresar a temas como los aranceles, mutilar el tratado o bien a posturas proteccionistas. El actual gobierno de Estados Unidos parece haber entendido la importancia que tiene la relación comercial con México y Canadá, por lo que es momento de aprovechar que están dispuestos a sentarse a la mesa de negociaciones sí y sólo sí estamos preparados estructuralmente.

Hay voces que se pronuncian a favor de una rápida negociación para tenerla lista en enero de 2018, a fin de evitar la politización de la renegociación del tratado y evitar así que se cruce con la incertidumbre que pueden generar las elecciones presidenciales del próximo año, pero lo que más les conviene a los tres países es contar con un proyecto de largo plazo moderno, eficiente y bien sustentado, sin cabos sueltos, para así consolidar el comercio en la región.

Los representantes nacionales deberán mostrar firmeza en las negociaciones, cuya intención será construir una región cada vez más competitiva comercialmente y también para que el acuerdo sea un detonador de crecimiento económico.

Esta es una oportunidad histórica única que no debemos dejar pasar y se tiene que actuar con inteligencia y capacidad de negociación.

Vicepresidente de Consultores Internacionales S.C.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses