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noe.cruz@eluniversal.com.mx
Los automovilistas mexicanos no han podido beneficiarse de las ventajas de los precios de gasolinas que ofrece el mercado estadounidense, principal proveedor del petrolífero en el país.
México importa 503 mil barriles diarios, que representan 1.5 veces todo el volumen de combustibles que producen las seis refinerías del país o 60% de la demanda nacional.
En los primeros cinco meses del año, Petróleos Mexicanos (Pemex) ha comprado gasolina de origen estadounidense en sus tipos Regular (similar a la Magna y Premium) a un precio promedio de 71.36 dólares por barril, de acuerdo con información de la empresa productiva del Estado.
A un tipo de cambio promedio de 19.74 dólares por barril en esos cinco meses y considerando que cada barril equivale 159.11 litros, el precio promedio de las gasolinas de origen estadounidense es de 8.85 pesos por litro.
En México, el precio máximo de la gasolina Magna, la de mayor demanda, se vende en promedio en 16.24 pesos por litro, es decir, 7.39 pesos más cara que en Estados Unidos, sin incluir impuestos, costos de transportación y ganancias del vendedor.
Encarecen combustible. Los factores que encarecen el precio de la gasolina al consumidor final luego de la importación del producto son los costos por la transportación, almacenamiento y distribución, los impuestos, y las ganancias del vendedor.
De acuerdo con la firma consultora estadounidense especializada en precios de combustibles, Argus Media, y datos proporcionados por Pemex, los costos de transportación, almacenamiento y distribución de las gasolinas que llegan a México son de 11%.
Si al precio promedio de las gasolinas que se importan de Estados Unidos (8.85 pesos por litro) se le agrega este 11%, la cotización del petrolífero se eleva a 9.89 pesos por litro.
Una tercera parte del precio al consumidor final se explica por los impuestos, que en promedio adicionan otros 5.55 pesos por litro a la cotización. El último componente del precio final es la ganancia del vendedor, que en promedio se lleva 80 centavos por cada litro que comercializa.
Reducciones mínimas. En mayo pasado, el precio al que se compró la gasolina de importación tuvo una reducción de 3.48 dólares por barril respecto al mes anterior, lo que representó una disminución de 4.7%.
Sin embargo, en México esta compra más barata por el combustible se reflejó en fluctuaciones de centavos para el consumidor final.
Las cifras publicadas por Pemex señalan que a pesar de la reducción, el desembolso para cubrir las importaciones aumentó de 952 millones en abril a mil 75 millones de dólares en mayo, dado que el país aumentó el volumen de compras, de 431.7 mil a 493.3 mil barriles diarios.
El gobierno de Estados Unidos, a través del Departamento de Energía, dio a conocer que su sistema de refinación trabaja a niveles récord (95% de su capacidad, a diferencia de México que lo hace a 65%) y que buscará aprovechar las ventajas que le brindan mercados como el mexicano, que han aumentado sus compras externas para cubrir sus necesidades.
Al consultar a Pemex sobre el diferencial de precio entre lo que paga entre los refinadores de Estados Unidos y el precio al que se vende en México, funcionarios de la empresa petrolera señalaron que en la fijación de precios máximos de las gasolinas de importación son las autoridades hacendarias y no Pemex las que deciden el precio final al consumidor.
Los funcionarios comentaron que el desglose del precio lo tiene la Secretaría de Hacienda, pero “sí hay que considerar los impuestos”.
Agregaron que “hay un precio diferenciado, porque también hay que considerar los costos de distribución en el país”.