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ruben.migueles@eluniversal.com.mx
Aproximadamente tres de cada 10 hogares en México son dirigidos por una mujer, esto significa que 9 millones 178 mil 324 hogares tienen liderazgo femenino. Dicho papel de la mujer ha venido en aumento, pues de 2010 a 2016 este tipo de jefatura aumentó de 24.6 a 27.4%, de acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo que levanta el Inegi.
Ser jefe de un hogar supone que sus miembros reconocen, sobre la base de una estructura de relaciones jerárquicas, a la persona con mayor autoridad en la toma de decisiones, que regularmente está presente en el hogar y es además el principal soporte económico, de acuerdo con el Consejo Nacional de Población (Conapo).
La posición de la mujer como jefa de hogar, que genera cambios en la dinámica de la familia, y suele darse por viudez o separaciones, además de que presenta mayor vulnerabilidad a sufrir carencias o caer en pobreza.
El porcentaje de hogares encabezados por una mujer fue mayor en localidades urbanas que en rurales. El porcentaje de hogares que tuvo como jefe del hogar a una mujer fue de 20.3% en localidades rurales y 29.7% de los hogares en localidades urbanas.
Entre las entidades donde la proporción de hogares encabezados por una mujer es superior a la media nacional, se encuentran: la Ciudad de México, con una tasa de 37.6%; Sonora 31%; Tlaxcala 30.4%; Baja California 30.3%; Morelos 29.6%; San Luis Potosí 29.5%; Guerrero 28.9%, Veracruz 28.8%; Yucatán 28.3%; Tamaulipas 28.1%, y Michoacán 27.8%, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de los Hogares de 2015.
Para 2015, más de la mitad de las jefas de hogares familiares tenían de 30 a 54 años de edad (54.2%). La concentración de las mujeres jefas de hogar ocurre en los grupos de mayor edad, en particular, en el grupo de 60 y más años donde se ubican 27.2% del total de jefas, porcentaje superior al de hombres jefes de hogar con el mismo rango de edad, que es de 20.4%.
La condición de actividad económica de los jefes de hogares familiares, difiere según sexo. Ocho de cada 10 hombres (82.4%) son económicamente activos; característica que presentan cinco de cada 10 (48.0%) mujeres jefas de hogar. Donde más se emplean las jefas de hogar que son económicamente activas es en sectores como los servicios (56.4%), comercio (24.4%) y manufacturas (14.2%).
Dos de cada tres mujeres jefas de familia que trabaja lo hace de forma subordinada, 29% de forma independiente y sólo 3.4% son patrones.
En México, casi seis de cada 10 mujeres que trabaja lo hace de manera informal, padeciendo bajos salarios y sin las prestaciones que marca la ley.
De todas las mujeres que laboran de forma subordinada en el país, 37.7% no cuentan con acceso a servicios de salud como prestación laboral; 41.9% labora sin contrato escrito; más de la tercera parte (33.8%) no cuenta con prestaciones laborales; sólo una de cada dos trabajadoras subordinadas (55.2%) goza de vacaciones pagadas; 62.6% recibe aguinaldo, y 16.9% cuenta con reparto de utilidades.
El trabajo doméstico. A diferencia de los hombres, el hecho de que sean jefas de hogar o sencillamente trabajadoras, no exenta a la mujer de sus labores domésticas. El trabajo doméstico consume tiempo y esfuerzo en beneficio de los miembros de la familia y, pese a que algunos estudios señalan el aumento en la participación del hombre en estas tareas, es visible que la carga suele ser mayor en las mujeres, aun cuando trabajan, evidenciándose así, la doble jornada laboral.
Así lo muestra el tiempo que dedican al trabajo no remunerado de los hogares, porque los hombres (que también dedicaron tiempo a actividades de mercado y bienes de autoconsumo), destinaron 31.3 horas promedio a la semana, y las mujeres jefas, 68.0 horas promedio.
Además del trabajo para el mercado y bienes de autoconsumo, con respecto al trabajo no remunerado del hogar, las jefas de hogares familiares invierten 33.2 horas promedio a la semana en tareas domésticas, y los jefes 11.1. Para el cuidado a integrantes del hogar, ellas destinaron 25.5 por 14.2 horas promedio de ellos.