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Si bien los países latinoamericanos como México, han tenido que apretarse el cinturón para ajustarse a la nueva realidad de precios bajos de las materias primas y menor crecimiento, no ha sido necesario llamar a los bomberos como en el pasado para enfrentar el entorno externo adverso, asegura el vicepresidente del Banco Mundial (BM) para América Latina y el Caribe, Jorge Familiar.
En entrevista con EL UNIVERSAL en sus oficinas de Washington, el representante del organismo habla de cómo se ve México desde fuera y de las lecciones que aprendió o desaprovechó y que hoy salen a flote.
“Vemos un país [México] que en años recientes ha tomado decisiones importantes de reformas que van a rendir frutos y que es importante seguir el camino de implementarlas”.
Dice que le “gustaría que los beneficios de las reformas fueran más marcados, desafortunadamente el entorno externo es muy complejo”.
Pero se ve un país con un claro compromiso con el manejo macroeconómico y que está tomando las medidas necesarias para preservar la estabilidad macroeconómica.
El funcionario que pasa la mitad de su tiempo visitando países latinoamericanos sin importar su avance o retroceso, dice que más que sentir dolor por el problema de la pobreza, debemos ver los progresos porque hay más gente viviendo en la clase media.
¿Cómo se ve Latinoamérica, qué lecciones se han aprendido del pasado, han valido la pena?
—La lección del pasado más importante que América Latina y el Caribe ha aprendido es que la estabilidad macroeconómica es un valor a preservar. Es algo que hemos escuchado de distintas formas prácticamente por todos los países de la región, lo cual es muy importante sobre todo si consideramos que la zona lleva seis años de desaceleración y dos en recesión, ésta última situación es algo que no sucedía en los últimos 30 años.
Los países en este momento continúan enfrentando un entorno externo adverso, con los menores precios de las materias primas, de las materias primas y una menor demanda y crecimiento de la economía global y por lo tanto teniendo que ajustarse a esta nueva realidad.
Vemos que los países de manera responsable están buscando mecanismos de ajuste; el buen manejo macroeconómico también genera más espacio para hacer esto. En el pasado hubiéramos tenido que llamar a los bomberos y ahora no es el caso.
En tanto, los países están pensando en crecimiento. Creo que es muy satisfactorio ver que en un momento en el que en muchas partes del mundo se está hablando de cerrar la economía, de menos comercio, de menos integración, en América Latina se está hablando de integración regional a miras de tener una integración con el mundo, una integración global.
Y eso han sido los mensajes que hemos escuchado de los países que además son consistentes con lo que nosotros pensamos es la salida hacia el crecimiento de la región; es muy satisfactorio ver que hay mucha consistencia entre los mensajes.
¿Cómo ha sido el avance en Latinoamérica, hay dos velocidades; unos avanzan más, por qué?
—Hay varias velocidades y por distintos motivos. De entrada el ciclo económico de Sudamérica está claramente ligado al de China, cosa que no era el caso hace 10 años; México, Centroamérica y el Caribe están mucho más ligados a Estados Unidos. De entrada ahí tenemos una heterogeneidad dentro de la región y también tenemos diferencias importantes entre países que son importadores de materias primas y exportadores de materias primas. Los exportadores de materias primas están enfrentando un entorno bastante complejo y los importadores se están viendo beneficiados.
Vemos distintas situaciones y distintas condiciones dependiendo de las estructuras de las economías, eso no quita que haya una narrativa regional consistente en donde los países estén después de un largo periodo que tuvimos mucho crecimiento como región y que tuvimos una muy profunda transformación social, claramente hay una presión por una sociedad que está conectada, que es activa a la que le ha ido mejor y que quiere que le siga yendo mejor pues que esta demanda más de los gobiernos desde el punto de vista de servicios públicos, más educación, de mayor calidad, transporte e infraestructura, etcétera.
En este entorno de menor crecimiento y menores recursos disponibles, una demanda mucho mayor por parte de la población de transparencia y de rendición de cuentas, cero tolerancia a la corrupción. Creemos que estos son elementos que están contribuyendo de manera muy importante a construir una agenda regional en donde los países están buscando nuevas formas de crecimiento.
La diversificación de las economías, buscar nuevas formas de crecimiento; por eso se ha hablado mucho de integración regional con miras a la integración global; también se ha hablado mucho de inversión en infraestructura, pero con recursos públicos escasos, infraestructura que esté financiada con recursos del sector privado, se ha hablado mucho de participaciones público-privadas, de clima de negocios, de tomar las medidas necesarias desde el punto de vista regulatorio e institucional para que sea más fácil al sector privado operar y crear empleo mejor remunerando que ayude a mejorar la vida de las personas. Se ha hablado mucho de capital humano, algunos países de la necesidad de invertir en salud, en educación y desde luego en protección social porque en tiempos de ajustes es muy importante de proteger a los más vulnerables.
¿Qué tanto puede superar la prueba o qué necesita América Latina para enfrentar el nuevo entorno?
—Nosotros somos muy optimistas en el sentido en que vemos a una América Latina que si bien puede estar preocupada por el entorno, más bien la vemos ocupada por encontrar un camino hacia el crecimiento y hacia la igualdad. Hace unos horas acompañé al ministro de finanzas Paraguay al lanzamiento de una comisión de crecimiento con equidad —que es uno de los países que más está creciendo en la región—, es una muestra clara de que todos los países tienen en mente la necesidad de encontrar avenidas de crecimiento con inclusión. En ese sentido nosotros somos optimistas.
Eso no quiere decir que no haya mucho trabajo, que no haya una importante necesidad de generar y construir acuerdos políticos que permitan implementar reformas que apuntalen este crecimiento a futuro, sentar las bases. En varios países existe la necesidad de hacer ajustes fuertes, importantes y eso requiere de acuerdos. Hay una tarea ante la región importante, una tarea que tiene su grado de complejidad, lo que vemos es una región aplicada en salir de este entorno.
Es una situación que no fue provocada por América Latina, ¿no?
—Así es. Ahora bien, también hay algunas lecciones en cuanto a cómo aprovechar los años de bonanza y aquí también vemos diferencias, algunos que en años de bonanza fueron más prudentes que ahora están más posicionados en este proceso de adaptación a la nueva realidad y en este proceso de reformar y sentar las bases para el crecimiento. La otra lección importante es que siempre hay que tener una visión de “qué viene después”, cómo se va a transformar la economía y qué medidas debemos de tomar hoy para tomar ventaja de las transformaciones económicas que vengan hacia delante. Siempre es difícil reformar en tiempos buenos. Una lección hacia delante es: “Debemos tener esto en mente cuando el ciclo nuevamente esté en una zona más positiva.
¿Por qué es más difícil reformar en tiempos buenos?
—Porque hay menos presión. Por ejemplo un país exportador de recursos naturales, cuando los precios están muy elevados, tiene recursos que permiten soportar cierto nivel de gasto y generación de cierto bienestar que generan menos presión para reformar y cambiar, siendo que para hacer esto se requiere construir acuerdos políticos que muchas veces son complejos. En realidad lo que sucede, lo que se hace cuando se dejan pasar estas oportunidades para reformar, es gastar el bienestar del futuro; es tomar prestado el bienestar futuro para consumirlo ahora. Es una lección importante. Como también ahora pensamos que estos tiempos son más complejos, que el entorno es más complejo pero tampoco se puede decir que vamos a vivir permanentemente.
¿Qué países de América Latina visita más?
—Todo el tiempo viajo y en toda la región. Ahora estoy pasando un poco más de la mitad de mi tiempo en la región; no podría decir que hay países que visito más.
¿A qué países va más, a los que van bien o a los que van mal?
—A todos voy, visito a la región en su conjunto y estamos en constante diálogo con los gobiernos de la región, también participamos de manera muy activa en actividades de difusión de lo que hacemos, interactuamos con los gobiernos; tenemos un programa muy activo de investigación, de temas relevantes para el desarrollo y somos muy activos en compartir los resultados de este programa ambicioso regional de investigación que tenemos y eso nos lleva mucho a la región. Voy a todos, grandes, pequeños.
¿Cómo se eligen, en dónde se enfoca el Banco Mundial?
—Tenemos actividades en todos los países en desarrollo y emergentes de la región, tenemos un diálogo constante con los gobiernos, con la sociedad civil, con el sector privado. Y entre las ocasiones en las que nos invitan y pedimos ir a visitar, estamos todo el tiempo en la región.
¿En pobreza qué le dice América Latina, todavía nos duele que en América Latina haya pobreza?
—Bueno, desde luego, la meta… Yo no diría “nos duele” ese término es suyo. Yo diría que en América Latina hubo un avance muy importante en la reducción de la pobreza durante la época de altos precios de las materias primas y de la bonanza económica, una reducción de la pobreza muy importante; la pobreza extrema se redujo a la mitad y la pobreza se redujo a la mitad también. Por primera vez en la historia tenemos más gente viviendo en la clase media que en pobreza y también durante este periodo de 10 años se redujo la desigualdad.
“Ahora, Latinoamérica sigue siendo la región más desigual del mundial. La misión del Banco Mundial es la erradicación de la pobreza extrema y la promoción de la prosperidad compartida o sea la disminución de la desigualdad”.
Si no fuera de México ¿qué opinión tendría de México?
—Si yo no fuera… pero es que sí soy de México, entonces yo puedo dar la opinión que tenemos de México viéndolo desde fuera. Vemos un país que en años recientes ha tomado decisiones importante de reformas que van a ir rindiendo frutos. Creemos que es muy importante seguir el camino y seguir implementando las reformas.
“Nos gustaría que los beneficios de las reformas fueran todavía más marcados, desafortunadamente el entorno externo es sumamente complejo; vemos un país que tiene un claro compromiso con el manejo macroeconómico y vemos que está tomando las medidas necesarias para preservar la estabilidad macroeconómica y en ese sentido al igual que el resto de la región estamos convencidos de que México va a salir adelante y va a construir un camino hacia el crecimiento, la reducción de la pobreza y reducción de la desigualdad”.