La industria automotriz en nuestro país es mucho más que sólo la inversión extranjera en armadoras de vehículos, que han alcanzado la cifra de 23 mil 209 millones de pesos en lo que va del sexenio, según datos de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) y la Secretaría de Economía.

De acuerdo con la opinión de los expertos en la materia, esta industria es, hoy por hoy, una de las que más empleos directos e indirectos genera en nuestro país. La aportación al PIB nacional es cercana a los 8 puntos porcentuales, cifra que refleja el alto nivel de productividad del sector.

En 2014, en México se fabricaron 3 millones 365 mil 306 vehículos, ocupando el séptimo lugar en la producción mundial y creciendo un 10.2% respecto del año anterior [1].

De acuerdo con las estimaciones de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA ), durante este año podría alcanzarse una cifra de 3 millones 450 mil vehículos producidos y para 2020 se espera que se podrían alcanzar los 5 millones de vehículos automotores.

Dado que cerca de 80% de los vehículos que se producen en nuestro país se exporta, México ha desarrollado una mano de obra calificada y la tecnología que se emplea en la producción de vehículos es de vanguardia.

En un estudio realizado por el Centro de Opinión Pública de la Universidad del Valle de México, en el que se entrevistó a 11 expertos en el sector: representantes de Asociaciones, Cámaras Industriales, Senado de la República, Secretaría de Economía y algunas de las grandes empresas automotrices en nuestro país, se constató que las expectativas que se tienen sobre el futuro de este sector son muy positivas.

Entre las grandes ventajas del sector en nuestro país —amén de una inmejorable situación geográfica que hemos sabido aprovechar y potenciar gracias a operaciones y logística eficientes, a un enorme apoyo por parte del gobierno federal y estatal a las empresas automotrices y de tratados comerciales internacionales de primer nivel— se encuentran una mano de obra que a lo largo de los años ha acumulado una enorme experiencia y es de muy alta calidad, con competencias y habilidades de aprendizaje y adaptación que la hacen muy atractiva y eficiente; el desarrollo de proveedores capaces de atender la enorme demanda de las armadoras (en calidad y cantidad) y la transferencia tecnológica que hemos sabido potenciar en nuestro país.

Indiscutiblemente la industria promete: seguir consolidándose, seguir creciendo y seguir apoyando mediante la creación de empleos directos e indirectos, el desarrollo del país y de nuestros jóvenes.

Sin embargo, los retos no son menores. Es indispensable fortalecer el mercado interno, mediante estrategias que incluyan más y mejor financiamiento para el consumidor final, una oferta más variada y la concientización en torno a la importancia de reducir la edad del parque vehicular en México (que hoy ronda los 17 años en promedio).

Se debe seguir trabajando en el desarrollo de varias líneas estratégicas: vehículos más seguros, más eficientes, más accesibles y amigables con el medio ambiente.

Para ello se requiere que se mantenga la certidumbre jurídica y económica en nuestro país que siga incentivando la entrada de inversión extranjera en este sector, el impulso al desarrollo de centros de investigación e ingeniería que dé cabida a nuestros jóvenes profesionistas para desarrollarse y crecer en este importante sector y el desarrollo de proveedores de segundo y tercer nivel, muchos de los cuales son y serán micro y pequeñas empresas, con lo que se asegurará el crecimiento del mercado y la creación de fuentes de empleo que favorezcan y demanden la participación de más jóvenes estudiantes de nivel superior (técnicos y profesionales) en esta boyante y atractiva industria.

Autos de conducción semi-autónoma, que se comuniquen entre sí, que sean amigables con el medio ambiente y eficientes en el uso de combustibles son algunas de las innovaciones que pronto estaremos observando en este sector. En suma, debemos estar atentos a lo que esta industria tiene que ofrecer a todos: estudiantes, profesionistas, consumidores, inversionistas, gobiernos y sobre todo, a nuestro país.

*Directora del Centro de Opinión Pública de la Universidad del Valle de México

[1] Fuente: OICA (International Organization of Motor Vehicle Manufacturers)

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