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Washington.— En un nuevo éxito de su administración, que abona al rico inventario de su legado presidencial, Barack Obama celebró ayer la culminación exitosa del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), del cual México forma parte junto con Estados Unidos y otras 10 naciones, tras un tortuoso proceso de negociaciones de casi ocho años.

El éxito definitivo del acuerdo que vinculará a este bloque de países a un mercado que representa 40% del total del Producto Interno Bruto mundial, depende ahora del proceso de ratificación en el Congreso, que enfrentará las críticas de los sindicatos que recelan del acuerdo comercial.

“Cuando más de 95% de nuestros clientes potenciales viven fuera de nuestras fronteras, no podemos permitir que países como China escriben las reglas de la economía global”, aseguró ayer el presidente Obama, al revelar así la batalla que ya se libra por el control de esa zona del Pacífico.

“Nosotros debemos escribir esas reglas, promover la apertura de nuevos mercados a los productos estadounidenses, mientras pugnamos por el establecimiento de altos estándares para la protección de los trabajadores y la preservación de nuestro medio ambiente”, mencionó el presidente Obama, en un intento por contener las muestras de rechazo que ayer mismo hacían patente las poderosas centrales sindicales.

Desde la administración, el mandatario estadounidense enfatizó ayer que, tras la conclusión del acuerdo que ahora pasa para el escrutinio del Congreso, se demostrarán las bondades del mismo para reducir las barreras comerciales y proporcionar mayor acceso al mercado para los exportadores de Estados Unidos a través de una amplia gama de sectores, entre ellos el de la carne y el automotriz.

Diversas fuentes de la administración de Obama añadieron que el TPP también permitirá establecer un marco global de reglas que regularán ámbitos que incluyen los servicios financieros, los medicamentos, la propiedad intelectual, así como las nuevas normas para el trabajo y la protección del medio ambiente.

“Este acuerdo nos permitirá definir las reglas para la región de Asia y el Pacífico”, aseguró ayer el representante comercial de EU ante el mundo, Michael Froman, el hombre designado por el presidente Obama desde mayo de 2013, para empujar el último tramo de las negociaciones.

“Además nos permitirá crear más puestos de trabajo y lograr crecimiento económico en todas y cada una de las naciones que participan en el TPP”, añadió Froman

Luego de conocerse la firma del acuerdo, desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), su directora general, Christine Lagarde, consideró el hecho como algo “muy positivo” y aseguró que “el acuerdo no sólo es importante por el tamaño, ya que los países firmantes representan alrededor de 40% del PIB mundial, sino porque también empuja la frontera del comercio y la inversión en bienes y servicios a nuevas áreas en las que las ganancias pueden ser significativas”, consideró la representante del FMI.

Menos entusiastas con la firma del acuerdo, desde las centrales sindicales advirtieron contra los efectos perniciosos de una negociación que, desde su punto de vista, fue apurada de forma innecesaria por la administración de Obama, para sumar otro éxito a su legado presidencial:

“Estamos decepcionados porque nuestros negociadores se apresuraron a concluir el TPP en Atlanta, no obstante, todas las inquietudes que se han planteado por distintos actores y miembros del Congreso. La administración enfrentó un tiempo difícil para alcanzar a este acuerdo por buenas razones: al parecer se hicieron muchas concesiones problemáticas con el fin de cerrar el trato”, consideró el presidente de la poderosa central sindical AFL-CIO, Richard Trumka.

A partir de ahora, el Congreso de Estados Unidos deberá dirimir los alcances de este acuerdo para decidir su ratificación. Con ello en mente, el presidente Barack Obama instó a los miembros del Congreso a no perder la oportunidad de respaldar un acuerdo que, desde su punto de vista, representa la mejor apuesta para sacar definitivamente a EU de la larga etapa de recesión que dejó atrás su parte más severa en la primavera de 2010.

“Una vez que los negociadores hayan ultimado el texto de esta asociación, el Congreso y el pueblo estadounidense tendrán meses para leer cada palabra antes de firmarlo. Espero con interés trabajar con los legisladores de ambos partidos para conseguir que este acuerdo llegue lo más pronto a mi escritorio para su firma”, concluyó el mandatario Barack Obama.

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