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Alcanzar un mayor crecimiento económico en México es el principal pendiente de la presente administración. De 2013 a 2015, el gobierno federal proyectó expansiones del Producto Interno Bruto superiores a las alcanzadas en la realidad, resultado de limitaciones tanto internas como externas.
Para este año estimó un crecimiento de 3.7%, de acuerdo con lo expuesto en los Criterios Generales de Política Económica 2015; sin embargo, ante la debilidad del desempeño productivo del país en el primer semestre, las autoridades hacendarias tuvieron que reducir su estimación a un rango cuyo punto medio es ahora de 2.4%.
De confirmarse lo anterior, el crecimiento de la economía en los primeros tres años del gobierno será de sólo 1.97%, inferior al promedio de 2.6% registrado en los últimos 30 años.
“El crecimiento económico de México fue decepcionante en la primera mitad del sexenio, porque se generaron bastantes expectativas al inicio de la administración en torno a la aprobación de reformas estructurales y el impacto que iban a generar”, explicó Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics.
La sobreestimación del impacto de las reformas y subestimación de la debilidad estructural de la economía hizo que el gobierno hiciera cuentas alegres con el crecimiento.
“Al final de cuentas la realidad pudo más que los buenos deseos, y lo que hemos visto en los primeros tres años es un crecimiento mucho menor al esperado por el gobierno, e incluso todavía mucho menor a la ya limitada capacidad productiva que tiene la economía”, agregó el especialista.
El economista en jefe de Barclays México, Marco Oviedo, destacó que ha habido factores internos y externos que explican este desempeño. “Llama la atención que el sector de la construcción ha tenido una contracción continua derivado de la menor infraestructura pública, además la producción de petróleo ha estado cayendo, mientras que el crecimiento mundial todavía no ha levantado”.
Además, la reforma fiscal aumentó la recaudación con un costo en la actividad económica, y la reforma energética no termina de implementarse. “Falta ver el efecto positivo de este cambio estructural”, apuntó Oviedo.
En la opinión de Héctor Magaña, profesor del Tecnológico de Monterrey, otro punto que afecta al crecimiento es la falta de solución a problemas estructurales internos de la economía, como la precarización laboral y la creciente pobreza.
Con dinamismo positivo. La creación de empleo formal repuntó en lo que va del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, al mismo tiempo que el país registra la inflación más baja en la historia.
El IMSS reporta 1.7 millones de nuevos trabajadores asegurados entre enero de 2013 y julio de 2015, para ascender a 17.7 millones. Esto implica que 9.4% del total del empleo formal fue creado durante 31 meses de la actual administración.
Los nuevos empleos en lo que va del sexenio contrastan con los 209 mil creados en el mismo periodo de Felipe Calderón, y más aún, con los 168 mil perdidos con Vicente Fox.
Para Luis Adrián Muñiz, subdirector de análisis de Vector, el mayor número de trabajadores registrados obedece, además del crecimiento, a un efecto de formalización.
La reforma laboral brindó facilidades para las contrataciones, al mismo tiempo que la hacendaria generó incentivos fiscales, como el Régimen de Incorporación, para que las empresas formalicen a sus empleados, expuso.
Por otro lado, la inflación en México fue de apenas 2.64% en la primera mitad de agosto, con respecto de la misma quincena de 2014, un mínimo jamás visto en la historia del país.
Rafael Camarena, economista senior de Santander, opinó que la menor inflación ha sido propiciada por la moderación de los gasolinazos, descensos en tarifas de electricidad, bajas en precios de telecomunicaciones y materias primas, entre otros factores.
Los retos. La implementación de las reformas estructurales, pero en particular la energética, es el principal reto para esta administración en lo que resta del sexenio, opinaron analistas.
“Terminar de implementar la reforma energética de la mejor manera para ver si México puede regresar a crecer a una tasa de 2.6%, eso implica reactivar la infraestructura, mejorar la producción de Pemex, así como ver la forma de sortear el menor crecimiento mundial que seguramente se va a materializar en los siguientes años”, externó el especialista de Barclays.
“La actual administración tiene el reto, desde el punto de vista económico, de la correcta implementación de las reformas estructurales, porque de ellas depende el crecimiento potencial de la economía”, opinó Muñiz.
Magaña dijo que además de las reformas, el gobierno debe fortalecer el mercado interno, apoyar la inversión productiva e impulsar la banca de desarrollo. Otro reto es que la inclusión financiera en el país alcance 40% del PIB, lo cual es factible, apuntó.
jram