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La Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) lanzará hoy la licitación de 21 paquetes de obras de infraestructura para la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM).
De acuerdo con un trabajo realizado por esta dependencia, y que ya fue presentado en Los Pinos, se decidió empaquetar las obras, obedeciendo a las mejores prácticas internacionales utilizadas en este tipo de megaproyectos, “mismos que fueron constituidos en tres etapas, que responden a la secuencia constructiva”:
Una primera etapa que contempla las obras preeliminares; la segunda que comprende las obras de infraestructura principal, y una tercera en donde las obras están encaminadas a la puesta en operación”.
Precisa que “a finales de la presente administración se tienen previstas las principales obras del proyecto que contemplan tres pistas, la estructura básica del edificio terminal y las estructuras de la torre de control y plataformas”.
Información obtenida por EL UNIVERSAL y clasificada de “confidencial”, refiere que la firma estadounidense Parsons, administradora del proyecto, evaluó el costo de las obras empaquetadas de esta primera fase en 90 mil 505 millones de pesos.
En el Resumen Ejecutivo del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México que elaboró la SCT, con la participación de Parsons, se destaca que otros paquetes de obras como vialidades de acceso, obras hidráulicas, compra de terrenos, asesorías y construcción de turbosinaductos, considerados gastos adicionales, se estiman en 83 mil 488 millones de pesos.
Ese monto de recursos será distribuido y ejercido para las distintas obras de infraestructura que habrán de ser construidas en los próximos seis años por las empresas que obtengan los respectivos contratos.
En promedio anual, las obras a licitarse requerirán alrededor de 15 mil 84 millones de pesos.
Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, organismo encargado del proyecto de la nueva terminal aérea, dispone de un presupuesto autorizado sólo para este año de 6 mil 755 millones de pesos.
Prevén arrancar en 2016. El director corporativo de Infraestructura de Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, Raúl González Apaolaza planteó en una reunión del pasado 11 de junio con empresarios de la industria de la construcción que con las licitaciones que se presentan hoy es posible iniciar la fase de construcción del NAICM en 2016.
En el encuentro privado, explicó que en la fase inicial se contarán con tres pistas de aterrizaje de operación simultánea: una de 5 kilómetros por 60 metros; otra de 5 kilómetros por 45 metros; y una más para uso militar de 4.5 kilómetros por 60 metros.
Además, el empaquetado de obras de infraestructura contempla sistema de ayuda a la navegación; plataformas para el estacionamiento de aeronaves; sistemas de gas, agua potable, electricidad; la torre de control; el estacionamiento y renta de autos; las instalaciones de carga, mantenimiento, tanques; un centro comercial, y la implantación del programa y puesta en servicio.
El calendario de obras de la nueva terminal aérea prevé que este año se concluyan los dos grandes proyectos ejecutivos; el proyecto ejecutivo del Lado Tierra (edificio terminal, torre de control, vialidades de acceso, estacionamientos, estacionamiento en superficie, estación multimodal, y centro de control de operaciones), licitación ganada por el consorcio formado por Fernando Romero Enterprise y Foster + Partners que comprende el diseño arquitectónico de la Terminal Aérea, de la Torre de Control del Tráfico Aéreo y del Centro de Operaciones.
El edificio terminal, según el proyecto, es considerada “la parte de más alto perfil en el desarrollo del aeropuerto, ya que es la zona que el viajero recordará más y tiene la gran responsabilidad de expresar las aspiraciones de una nación, reflejando la identidad del sitio y del país donde se construirá”.
Esta infraestructura de 363 mil 600 metros cuadrados (y que podrá ser ampliada a 898 mil 600 metros cuadrados en 2063), está dimensionado para proporcionar la capacidad suficiente para dar lugar al crecimiento previsto para los primeros cinco años de operación. Ya que un importante crecimiento está previsto para este periodo, aunque existe la oportunidad de incremental gradualmente la capacidad de procesamiento de la terminal.
En 2023 se requiere un total de 246 mostradores de documentación de pasajeros y equipaje; sin embargo, el día de la inauguración se requiere sólo 80% de esta disposición para dar abasto a la demanda prevista. Teniendo esto en cuenta, un total de 50 mostradores de documentación y las áreas asociadas correspondientes pueden colocarse en los meses y años posteriores al día de apertura sin comprometer el nivel previsto de servicio.
El otro proyecto ejecutivo es el de Lado Aire (pistas, calles de rodaje, calles de acceso, plataformas de estacionamiento de aeronaves, luces de pistas, señalización de la pista, ayudas a la navegación y drenaje sanitario y pluvial), que realizará el consorcio formado por Grupo Tadco, Netherlands Airport Consultants y SACMAG.
Actualmente, la empresa Sosa Texcoco realiza los trabajos para la extracción de 471 ademes (tubos de acero), y bombas abandonadas de los pozos instalados para la extracción de agua salobre del subsuelo del Ex-lago de Texcoco. Los trabajos incluyen la adecuación del terreno.
También se está trabajando en la construcción de una barda y camino perimetral, los cuales forman parte de la seguridad del polígono. Para su edificación se firmó un convenio específico de colaboración con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), cuya primera etapa constructiva inicio en la primera quincena de junio.
Otras obras preeliminares que se construyen son:
La Residencia de Obra que consiste en un campamento para el personal directivo del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México; caminos internos para la construcción; drenaje pluvial temporal que permitan controlar los escurrimientos generados por las precipitaciones pluviales dentro del polígono de lo que será la nueva terminal, mediante un sistema de canales, drenes y estaciones de bombeo que conduzcan y regulen el agua pluvial para evitar contratiempos a las empresas constructoras las condiciones necesarias para el control y manejo del agua que pudiera afectar sus áreas de trabajo, evitando efectos inconvenientes en la continuidad de sus actividades.