Llegó el momento de la verdad para los ocho clasificados a la Liguilla. Pero sobre todo, por más extraño que parezca, para el campeón.

Y es que la suerte no pudo ser peor: de buenas a primeras, y a causa del caprichoso formato de competencia, el América deberá medirse ante su némesis: el Pachuca. Y encima, este duelo llega una semana después de las semifinales de la Concacaf Champions Cup.

Pocas frases están tan gastadas como “el futbol te da revancha”. Sentencia que suele ser cierta.

Lo común siempre será volver a jugar contra ese rival que te la hizo. Lo complicado será repetir la instancia y el momento.

Pues está vez, el destino actuó a la velocidad de la luz y, aunque no será en semifinales, las Águilas tendrán la posibilidad de sacarse la espina de manera inmediata.

¿Por qué el Pachuca tiene esa paternidad sobre el América en fases de eliminación directa? Me resulta imposible de responder.

A veces, el futbol está rodeado de factores intangibles que desafían a cualquier lógica. Y me parece que eso es lo que sucede cuando americanistas y Tuzos se ven las caras en estas instancias. Los momentos y favoritismos suelen irse a la basura y lo común es que los de Hidalgo festejen el pase.

Es verdad que este América no es el mismo que el de hace unas semanas, pero también es cierto que —con todo y la disminución en su nivel futbolístico— sigue siendo el mejor equipo de la Liga MX. Hoy, por supuesto, el cuadro de Coapa ya no está un escalón por encima del resto, pero sigue siendo el número uno del grupo de candidatos al título.

Desde hace meses, se ha hablado de que este equipo azulcrema puede hacer historia, convertirse en una escuadra de época. Pues el primer escollo se llama Pachuca, y ese cuadro tiene un dominio muy marcado (basta con revisar las estadísticas) y, si este grupo de jugadores americanistas aspira a entrar en la historia del club, no deben (ni pueden) regalarle nada a su rival. Contra el Pachuca, tienen que dejar la piel, si es que pretenden avanzar.

Concentración y compromiso total, no hay de otra. Y es por eso que llama tanto la atención que Igor Lichnovsky e Israel Reyes se hayan ido a Miami. ¿Tiene algo de malo? Por supuesto que no. Pero sí es incorrecto por el momento y por el mensaje que transmiten. Contra los Tuzos, al América no le sobra nada; contra el Pachuca, no les queda de otra más que jugar con el cuchillo entre los dientes.

Adendum. “Cruz Azul puede ser campeón”, me escribió Knut. Le dije que primero se preocupe por los Pumas, porque en Liguilla los traen de hijos.

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