Eugenio tiene 150 años, está en riesgo de morir y él no lo sabe. Toda su vida ha habitado el número 28 de la cerrada Eugenia, en la Colonia del Valle.
Verde, frondoso y con una altura equiparable a un edificio de 8 pisos, este fresno está en riesgo de sufrir un ecocidio debido a que en la casa donde está plantado se pretende hacer un edificio con 13 departamentos.
En esta casa ya han sido talados tres árboles desde el 11 de octubre de este año, por ello, vecinos de la alcaldía Benito Juárez organizaron el EugeFest, una protesta pacífica donde casi una decena de colonos y activistas alzaron la voz para defender la vida de este árbol, de la especie Fraxinus Uhdei, quienes aseguran que es parte esencial de la vegetación endémica del país y de la colonia.
Eugenio es una especie nativa de México y de Guatemala que se ha popularizado en los parques y patios de la ciudad. Actualmente, habita en lo que fue el hogar del historiador Manuel Toussaint hasta 1955.
En las inmediaciones de la fachada del número 28 de la cerrada Eugenia protestaron. En los portones de los edificios, en los árboles y en las casas colgaron lonas y pancartas, intervenidas en su mayoría por niños, con distintas leyendas en pro de la permanencia de uno de los fresnos más longevos en la CDMX.
En los carteles que colgaron en el portón negro donde vive Eugenio se lee que un árbol como el fresno inhala un promedio de 12 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) y exhala suficiente oxígeno para una familia de cuatro personas; entre los otros beneficios se encuentran el bloquear el ruido, templar el ambiente y brindar sombra, además de incrementar la plusvalía de las colonias.
Edwin Corona es un buzo octogenario que lleva más de 50 años viendo a ‘Eugenio’ “casi todos los días” por lo que dijo no comprende cómo este proyecto inmobiliario le va a costar la vida a más de 7 árboles incluyendo al fresno.
Para los vecinos de la colonia Del Valle, esta degradación ecosistémica conlleva varios impactos ambientales e incluso consideraron que es “un atentado contra la naturaleza y la calidad de vida” que ya están padeciendo desde hace un mes.
Las casas contiguas se han llenado de insectos y han visto disminuida la población de las especies que habitaban en las copas de los árboles.
“Ya estamos viviendo las consecuencias del cambio climático. No estamos para darnos el lujo de perderlo y menos a éste que es majestuoso”, aseguró la administradora del chat vecinal, Mar, quien además aseveró que los árboles en la cerrada ayudan a reducir los índices de inseguridad y mejoran el estado de ánimo de las personas.
Mar lleva siendo vecina de Eugenio un par de años, para ella es una amarga sorpresa que la inmobiliaria pretenda talar al fresno que mide casi 30 metros pues contó que “es un árbol completamente sano”.
“Por un cartel en la puerta nos dimos cuenta que quieren derribar a todos los árboles que hay en el predio para construir el edificio; en ningún momento se hizo la consideración de la integración de los árboles a la construcción y por eso estamos protestando”.
Para la arquitecta Ana y los demás vecinos de la cerrada Eugenia es muy importante cuidar de la supervivencia de este fresno por los servicios ecosistémicos que ofrece como salvaguardar a especies como el pájaro carpintero y el águila.
Por ello, desde las once de la mañana del domingo, un coro de 15 mujeres activistas interpretaron canciones, vecinos colgaron pancartas con las leyendas “todos somos Eugenio” y realizaron diversas actividades.
Pese al panorama, los vecinos se muestran esperanzados y a la espera de que las autoridades y las inmobiliarias tomen en cuenta al ecosistema al planear las edificaciones urbanas.
“Hay muchos proyectos en la Ciudad donde se han integrado los árboles a las construcciones, en la esquina hay una jacaranda que integraron a la construcción de una farmacia, eso es lo que esperamos con Eugenio” explicó Mar.