En el cruce de las avenidas Amores y Xola, en la alcaldía Benito Juárez, se junta la imprudencia de peatones, autos particulares, ciclistas, motociclistas y transporte público que se convierte en un caldo de cultivo para gran diversidad de accidentes de tránsito.

Según testimonios, esta intersección ubicada en la colonia Del Valle Norte, entre Miguel Mancera y Mier y Pesado, no ha tenido un accidente fatal pero sí muchos relacionados con falta de conciencia vial.

Por este tramo del Eje 4 Sur pasa la línea 2 del Metrobús y se encuentra la estación Amores, en este punto y hasta Miguel Mancera los carriles se reducen de tres a uno de cada lado, debido a que comienza una ciclovía que comparte la vialidad con el respectivo par de espacios confinados del transporte articulado y con otros dos para la circulación normal, lo que ocasiona aglomeraciones que se convierten en una zona de insensatez.

“Es la educación de las personas, no respetan, se pasan el alto. El peatón es igual, no sólo las motos, es cosa que somos inconscientes”, narró Mónica Reyes, habitante de la colonia aledaña Narvarte.

Los sonidos de distintos cláxones se hacen presentes cada que llega la luz verde y ponen en evidencia lo complicado que resulta maniobrar en este tramo angosto que confunde a peatones y a automovilistas.

Los semáforos sirven, los señalamientos de tránsito son visibles y están en buen estado de conservación, no hay baches y las cebras blancas destinadas al paso peatonal son claras.

“Sí hay señalamientos pero no respetamos, estando al volante se transforma la gente, uno siempre quiere ser primero que el otro. Vaya, no tenemos cultura vial”, aseguró el señor Ramón Romero, quien atiende un puesto de dulces y cigarrillos en la zona.

Sin embargo, personas que viajan en moto y bicicleta, en su afán de ganar unos metros y otros tantos segundos en su andar, caracolean entre los coches en el alto, y es común verlos colarse al flujo contiguo, permanecer en zonas destinadas al peatón e, incluso, algunas veces metiéndose al carril exclusivo del Metrobús.

Quienes van a pie, en ocasiones, no llegan a las áreas destinadas al paso peatonal y prefieren ganarle a las carrocerías que se les acercan mientras hacen sonar sus bocinas.

Vecinos y comerciantes del perímetro coinciden en que cuando más percances se registran son alrededor de las 9 de la mañana y entre las 6 y 7 de la noche, que son los que corresponden a las horas pico.

“No es cosa de las autoridades, somos nosotros que somos imprudentes, debemos tener más conciencia y más educación y respetar las señalizaciones”, finalizó la psicóloga Norma Lomelí, quien labora y habita en la zona.

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