Expertas en temas sociales y legales señalan que este delito prevalece por un sistema legal que está inclinado a la impunidad, dejando a los criminales sin castigo, una cultura machista que normaliza la violencia a las mujeres, que tardará aún décadas para cambiar, y los intereses políticos, a los que importan más contar cifras bajas en feminicidios que las vidas de las mujeres en riesgo