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alejandro.orellana@clabsa.com.mx
Hoy, como hace 50 años, Enriqueta Basilio encenderá el pebetero del estadio Olímpico en la conmemoración de los Juegos Olímpicos de 1968.
En la celebración estarán leyendas de aquella justa, quienes desfilarán por bloques de deportes, para formar los aros olímpicos al centro del campo.
Bob Beamon, récord mundial en salto de longitud; Dick Fosbury campeón olímpico con su salto de altura de espalda; Michael Burton, ganador de las pruebas 400 y mil 500 metros de natación; Debbie Meyer, nadadora que obtuvo oro en 200, 400 y 800 metros; Klaus Dibiasi, oro en tres y 10 metros en clavados, entre otros, son parte del grupo de ex atletas que ya arribaron a la capital.
“Es un día muy especial por llegar a los 50 años de la justa olímpica que marcó historia en nuestro país”, expresó el titular del Indeporte, Horacio de la Vega, quien aseguró que tener a tantas leyendas de los Juegos, “es un honor, son más de 37 medallas aquí reunidas”.
El clavadista Klaus Dibiasi, tricampeón olímpico (1968, 1972 y 1976), señaló que nunca habrá otros JJOO como los de México. “El apoyo del público fue muy agradable, pese a competir contra Álvaro Gaxiola, el clavadista de casa, tengo recuerdos muy bonitos”, dijo el italiano, quien en el último clavado de la prueba de 10 metros, superó a Gaxiola, para ganar el oro.
Dibiasi compitió en cuatro Juegos Olímpicos: Tokio 64, México 68, Munich 72 y Montreal 76. Ahora, con 70 años de edad, dijo que no se atreve a saltar del trampolín, pero los Juegos de México los lleva en el corazón. “Ninguno de los otros fueron como México. La atmósfera que teníamos era grandiosa, era como una familia”, aplaudió.
Por su parte, Michael Burton, verdugo de Guillermo Echevarría en natación, aseguró que México 68 fue fantástico. “Venir a este país por primera vez como deportista olímpico y conocer la cultura como el baile y el arte, fue asombroso”.
El estadounidense aseguró que al principio pensó que todos los Juegos eran iguales, pero con el tiempo se dio cuenta que no era así.
“Creo que todo fue muy bueno para la ciudad y para el país entero. En mi caso, me enfermé del estómago por todo lo que comí”, confesó entre risas; añadió que, sin duda, el apoyo de la afición mexicana “sin importar la nacionalidad, es lo que más tengo presente”.
Burton recordó, además, que antes de una competencia, observó a un niño que brincó una reja para colarse al estadio, “le sangraban las manos, era un pequeño que no podía pagar un boleto, el sólo quería ser parte de los Juegos”.