Como cada cuatro años, el día marcado en el calendario para todos los amantes al futbol llegó. México debutó en una nueva edición del Mundial y la afición respondió.
Vestidos con la camiseta verde, sombreros y máscaras, las familias completas fueron llegando a la explanada de la Plaza de la República.
Sin importar los más de 14 mil kilómetros de distancia entre México y Qatar, la afición compartió su emociones durante los 90 minutos, en los que los nervios, la alegría, el enojo y la preocupación, se hicieron sentir con cada jugada del cuadro dirigido por Gerardo Martino.
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Si bien el apoyo durante el encuentro fue otorgado para todos los integrantes del plantel, la afición tomó de inmediato a un par de futbolistas como estandartes: Hirving Lozano y Guillermo Ochoa, quien se llevó los aplausos de todos los asistentes con su atajada al penalti de Robert Lewandowski.
Muchos de los que dejaron de lado la escuela o el trabajo, salieron tranquilos con el futbol mostrado por la Selección Mexicana y la ilusión de poder tener una mejor presentación frente a Argentina el sábado, aunque el rival perdió con Arabia Saudita y se jugará sus oportunidades.
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