En la jornada 10, al visitar Nueva York, Josh Allen se encontró en un situación especial: acosado, perseguido y lesionado a causa de un golpe en su brazo de lanzar. Los Jets lanzaron una marea verde de defensivos en contra del querterback de los Bills y le obligaron a cometer dos entregas de balón, una cuarta parte de las que ha concedido en la campaña. A diferencia de su derrota ante Miami, frente a Jets su ataque lució inoperante.

Limitada su gran amenaza, Stefon Diggs, recayó en Allen la tarea de mover la pelota, lo que hizo con dos escapadas de 30 yardas. Allen llega al partido con promedio de 300 yardas aéreas obtenidas por partido y 19 touchdowns. Enfrente tiene al cuadro con la segunda mejor marca de la Conferencia Nacional, los Vikings, derrotados sólo por los Eagles, único equipo invicto en la NFL. Como sucedió la semana pasada, el duelo enfrenta a un conjunto con récord ganador que aún debe probarse contra un serio contendiente al título. Los Vikings tienen siete victorias pero sólo una ante un equipo ganador, los Dolphins.

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