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Samantha Bricio, la voleibolista mexicana que sobrevive a la guerra y a la pandemia

La jugadora mexicana Samantha Bricio ha sufrido en carne propia el conflicto bélico en Rusia y la vuelta del Covid en China

Samantha Bricio actualmente juega en China / FOTO: Twitter
29/12/2022 |04:00
Arturo Sanguino
Periodista y reportero en EL UNIVERSAL DeportesVer perfil

La guerra entre Rusia y Ucrania, además de la pandemia por Covid-19 se registrarán como dos de los acontecimientos históricos más importantes del siglo XXI, mismos que la voleibolista mexicana ha experimentado en carne propia.

Fue el 24 de febrero de 2022 cuando comenzó la invasión rusa en territorio ucraniano; Bricio recuerda que eso desató incertidumbre entre los deportistas extranjeros.

“Había rumores de que iban a deportar a todos los atletas foráneos, entonces siempre tienes ese nerviosismo de ¿hago mis maletas, me concentro en mi partido, me preparo para irme?, sí fue estresante”, explicó la tapatía en exclusiva para EL UNIVERSAL Deportes.

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Samantha jugaba en el Dínamo Kazán, donde hay una gran cantidad de deportistas foráneos por la práctica del voleibol, basquetbol, hockey y más disciplinas, por lo que ya tenían un plan en caso de que la situación empeorara.

“Veíamos que todos los vuelos eran cancelados, ninguna aerolínea podía volar fuera de territorio ruso, entonces estábamos a punto de rentar un avión privado entre todos para salir del país”, señaló Samantha.

Bricio detalló que la vida en Rusia “siguió relativamente normal”, las autoridades los mantenían actualizados y la única indicación fue “tener lista una maleta y el pasaporte a la mano”. Transcurrieron las semanas y ella concluyó la temporada con su equipo, por lo que pudo regresar a casa sin dificultad, gracias a la única aerolínea que ya realizaba vuelos fuera de la nación, “volé a Estambul [Turquía], de ahí a Dallas [Estados Unidos] y luego a Guadalajara [México]”.

“Las medidas están bastante fuertes, la política es cero Covid-19, es difícil entrar al país por todas las cosas que debes hacer antes de llegar”, comentó la atleta de 28 años de edad.

Para poder aterrizar en su destino, Samantha tuvo que realizarse un total de cuatro pruebas Covid-19, “con laboratorios específicos que sólo la embajada de China permite y que son caros”.

Después tuvo que llenar formatos, estuvo en confinamiento en un hotel durante 10 días, en los que tuvo que hacerse exámenes PCR diarios para actualizar un QR único con el que las autoridades llevan un registro del estado de salud de cada persona en el país.