Durante 25 años, Rafael Herrerías tuvo que lidiar con todo lo que pasaba en . Sabe quién vivía del toro y quién vivía para el toro.

Con la prohibición para que haya festejos, recuerda que hay mucha gente que sale directamente afectada.

“Todos los vendedores, taquilleros, cojineros, acomodadores, restaurantes, las agencias de viajes, los publicistas, los periódicos... Toda esa gente sufre”, asegura, en entrevista con EL UNIVERSAL Deportes.

Son cuatro meses de Temporada Grande, más cinco de novilladas: “Nueve meses sin toros son demasiado. Los patrocinadores también se van, no se genera nada. Ahora no se anuncian, porque no hay corridas. ¿Qué pasa con eso?”.

Las ganaderías “quizá no perderían tanto, porque se permite [la crianza], pero todos quieren ir a La México”.

Herrerías dice que “yo no vivo de la Plaza. Tengo dos plazas y mi ganadería, no vengo a La México. A muchos ganaderos no les compran para venir a La México, pero defendemos el proyecto. Eso sí es muy padre, lo que no es que digan que a todos los que nos gusta y lo defendemos somos estúpidos. ¿Qué, las 40 mil personas que van a la Plaza son estúpidas? ¿Los que lo ven por la televisión y escucha la radio?”.

Intereses ocultos.

La incongruencia reina en esta decisión, asegura: “En Querétaro, Pachuca, Tlaxcala y Aguascalientes hay corridas, son patrimonio cultural... ¿Por qué aquí no y allá sí?, ¿en Querétaro no los maltratan y aquí sí?”.

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