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El español Rafael Nadal, vigente campeón del Abierto de Australia, se despidió el miércoles con una derrota y una lesión del primer Grand Slam del año, donde sigue adelante la número uno del cuadro femenino, la polaca Iga Swiatek.
Abonado a las gestas épicas, como la remontada de hace un año para llevarse el trofeo, el español de 36 años sucumbió esta vez al empuje del estadounidense Mackenzie McDonald, número 65 del mundo, y después a una lesión en el segundo set.
Hacía siete años, precisamente desde que perdió en Melbourne contra su compatriota Fernando Verdasco en 2016, que Nadal, ganador de 22 Grand Slams, no se despedía tan temprano de uno de los cuatro grandes.
El californiano de 27 años, con solo una victoria ante un top 5 en su carrera, prometió un partido "memorable" y cumplió con un quiebre en el primer juego y levantando un muro en su pista para repeler todos los ataques de Nadal.
Desesperado con sus errores y con la juez de silla, a quien pedía más tiempo entre servicio y servicio, Nadal cedió el primer set y volvió a verse con una desventaja de 2-0 al comienzo del segundo.
Pareció llegar entonces la reacción del español que, variando más la dirección de sus golpes y con subidas más frecuentes a la red, consiguió igualar el marcador.
Pero llegó entonces otro quiebre y seguidamente la lesión cuando corría para intentar alcanzar una bola esquinada. Nadal se frenó con gesto de dolor y se puso la mano en la cadera izquierda, mientras miraba con cara de circunstancias a su equipo.
Terminado el juego con 5-3, se retiró al vestuario para recibir atención médica, mientras las cámaras enfocaban en las gradas a su mujer que no podía contener las lágrimas.
Claramente lesionado, volvió para terminar el partido y, aun casi sin poder correr, se encomendó a la épica para luchar hasta el final del tercer set, cuando McDonald consiguió el quiebre definitivo.