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Zulina Muñoz, una 'loba' que se resguarda ante el coronavirus

Después de varias semanas de haberlo ‘perdido’, se refugia en su guarida para cuidar a sus lobeznos

Especial
07/05/2020 |20:48
Gabriel Cruz
autor de OpiniónVer perfil

Boxear es algo más que un pasatiempos en la vida de Zulina La 'Loba' Muñoz , la famosa ‘Loba’. Es su trabajo, el camino que la llevo a consagrarse.

Así que después de varias semanas de haberlo ‘perdido’, se refugia en su guarida para cuidar a sus lobeznos, con la fe de volver muy pronto al ensogado que le da sentido a sus sueños profesionales.

Tuvo la ‘fortuna’ de volver a ser campeona días antes de que la contingencia sanitaria provocada por el coronavirus lo detuviera todo. Entonces, sin una pelea que preparar y la incertidumbre de no saber hasta cuándo volverá a ponerse los guantes, se refugió en su hogar, aliada a la esperanza que Zulina y Dylan , su pequeña de 2 años y su hijo de 10, le otorgan.

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Afuera la vida se ha detenido para la mayoría, los planes de Zulina también se pospusieron. “Mi última pelea fue el 8 de marzo, pero desafortunadamente, por acuerdos a los que llegamos para poder acceder a la pelea por campeonato cedí mi bolsa para cubrir los gastos. Esa pelea la gané en dos rounds y ya estaba pactada la primera defensa el 26 de marzo, con lo cual nos íbamos a recuperar en el aspecto económico”. No ocurrió eso.

Llegó la pandemia y el aislamiento. Ahora cuenta con el apoyo de sus padres y amigos para enfrentar los meses en que no ha tenido un ingreso económico.“Lo estoy viviendo de la mejor manera posible, en la cuestión de la economía no es fácil pero valoro estar en casa con mi familia, y así puedo manejar el momento”.

David Tovar, uno de sus compinches en la vida la apoyó para poder colgar un costal, una pera y colocar un tablero en casa, además, es licenciada en acondicionamiento físico y entrena todos los días para no perder mucho el ritmo. “Me busco un tiempo para poder entrenar, eso sí, no tengo una hora fija. Cuando se duerme mi hija durante el día me pongo a entrenar, pero a veces no puedo y he llegado a entrenar a las doce de la noche”.

 

La pequeña Zulina y Dylan siempre fueron su prioridad, ahora lo son aún más. “Por mi carrera suelo perderme muchas cosas con ellos, cuando salgo a pelear llego a estar hasta tres días o más fuera de la casa. Así que trato de aprovechar el mayor tiempo posible con ellos, jugar, abrazarlos y pasarla bien. Es difícil porque sobretodo mi hijo está ansioso por salir”.

Zulina se reconoce como una mujer de casa, siempre ha sido así, pero ahora puede conocer de forma distinta su otra faceta, la de madre, “apoyar a mis hijos en lo que quieren hacer, en lo que les cuesta trabajo poner más atención, hacerlo de forma divertida y refresquen la mente”.

Su día no ha cambiado mucho en cuanto a actividad. “Es despertar temprano para prepararles su desayuno, y antes de que empiece la clase que toma mi hijo a las 11 de la mañana, ya esté al cien para concentrarse. Es la parte que más trabajo me ha costado, tengo que ponerle imaginación y paciencia, para avanzar”.

Este domingo será su primer ‘Día de la Madre’, lejos de la suya, eso duele pero sabe que no hay otra forma de vivirlo.

“No va a ser al cien como quisiera porque vivo a una hora de la casa de mis papás, y en estas semanas no hemos tenido la oportunidad de visitarlos. Aunque voy a disfrutar la compañía de mis hijos, sí hace falta la cercanía de la familia. No tengo pensado nada en especial, pero mi hijo ya me prometió que me preparará el desayuno, ya me estoy saboreando los hot-cakes”, presume orgullosa.

Ahora sabe que ser madre es lo más difícil que ha vivido, pero no se arrepiente “porque a pesar de que das el cien por ciento, siempre te quedas con la duda si lo estás haciendo bien. En las peleas te entregas, metes izquierdas y derechas y el resultado se da al final. Ganas o pierdes. Pero como mamá nadie te dice si lo estás haciendo bien o mal, y te quedas siempre con la duda de si vas por el camino correcto en la educación de ellos”.

Es, dice, una mamá buena onda, que trata de ponerse en el lugar del niño, “saber que deben jugar y apoyarlos en eso, eso sí, poniendo tiempo y espacio para las actividades. Algo parecido a la tarea, primero la responsabilidad, también a la hora de la comida. Soy buena onda pero sé poner límites, creo en eso”.

No espera ni quiere otro regalo este día, más que la satisfacción de ver despertar a sus hijos y que sonrían de nuevo. “Nunca me imaginé cómo mamá, y no porque no quisiera tener hijos, pero estaba súper metida en mi carrera, así que cuando llegó mi hijo fui descubriendo poco a poco el ser madre, tenía 22 años y fue una sorpresa de la vida, lo sigue siendo”.

En realidad, tuvo y aunque a la distancia, tiene un buen ejemplo que seguir y a él se aferra en cada paso. “Mi mamá me ha enseñado muchas cosas, es una mujer muy fuerte, siempre trabajó para darnos lo básico, nunca nos faltó nada. Nos dio buenos ejemplos y valores, lo hizo bien, porque todos somos personas de bien. La felicito a la distancia y a todas las mamás del mundo, porque lo merecemos”.

Será el primer año en su vida que no estaré con ella, pero noquea a la nostalgia y se aferra a las llamadas a diario para no perderse la pista. “Todos los días hablamos para no perdernos nada de nuestras vidas”.