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Vaya que a Ana Gabriela Guevara le gusta la buena vida, más allá de que la austeridad sea el estandarte del Gobierno del que ella forma parte.
Resulta que en el vuelo que la trajo de regreso de Japón, donde la delegación mexicana se quedó muy cortita con sólo cuatro medallas de bronce obtenidas (una de futbol, la cual es completo mérito de la FMF y nada más), la titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), así como dos de sus asistentes, viajaron en primera clase, con todas las comodidades para que no se hiciera pesado el largo viaje de casi 14 horas, pero en la clase económica venían todos los atletas, incluidos los maratonistas José Luis Santana, Juan Pacheco y Jesús Esparza, quienes un par de días antes habían participado en una de las pruebas más extenuantes de todos los Juegos Olímpicos.
Ellos, quienes sí compitieron, venían en lugares muy ajustados, en los que apenas se pueden estirar las piernas con cierta facilidad, mientras que la dirigente venía en un asiento bastante más cómodo.
Llama la atención que Guevara lo haya hecho, aunque no es la primera vez que lo hace. De hecho, es bien sabido que le agrada mucho viajar con todas las comodidades, pese a que el propio Presidente de la República -su jefe- se caracteriza por hacerlo en la clase económica, apegado a la austeridad que tanto enarbola la 4T.
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