Houston.— Si lo Rockets quieren terminar con la racha de los Warriors, necesitan un mejor desempeño al de anoche.
Golden State venció 119-106 a Houston, en el primer juego de la serie de la final de la Conferencia del Oeste.
La actuación de los texanos fue aceptable —buena en la ofensiva—, pero corta ante unos rivales como los californianos, actuales campeones de la NBA y con intención de llegar a su cuarta disputa por el trofeo Larry O’Brien de manera consecutiva.
Los Rockets empezaron dominantes en la primera mitad, mas perdieron gas antes del descanso y dejaron que Stephen Curry, Kevin Durant y Klay Thompson, entre otros, empataran los cartones antes de dirigirse a los vestidores.
No hubo respuesta por parte de los locales para el tercer y cuarto episodios. La experiencia de los Warriors en postemporada permitió un control mental en la quintenta, mientras que Houston, desesperados por apuntarse la primera victoria de la serie, cometieron errores en la parte defensiva.
La presión de los Rockets en las salidas de los californianos en el arranque del cotejo provocaron un desgaste físico en el equipo que vistió de negro. Steve Kerr, head coach de Golden State, mandó a sus pupilos a gastar el cronómetro y no caer en provocaciones o, mucho menos, en desasosiego.
El entrenador de los Warriors mejoró su registro a 14 victorias y una derrota en los juegos uno de postemporada.
Kevin Durant fue el líder anotador de Golden State, con 37 puntos. Stephen Curry todavía no despiega a tope su nivel, pero le sirvió para anotar 18 unidades y ocho asistencias. Thompson aportó con 28.
Ni los 41 puntos de James Harden fueron suficientes para que Rockets peleara al final. La estrella texana sufrió un pequeño susto en el segundo cuarto, al caer sobre su codo. Tras un descanso en el banquillo, The Beard regresó, pero no rescató a sus compañeros.
Para el cotejo de mañana, igual en el Toyota Center, los Rockets tienen que mejorar su dosificación durante los 48 minutos de juego y apretar mejor su defensiva ante el monstruo californiano.