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Lejos del ruido, muy lejos de cualquier contacto con la sociedad. Arriba, prácticamente en un cerro, es donde se encuentra la Villa Panamericana , el hogar de los atletas que participarán en los Juegos de Lima 2019.
Prácticamente son dos horas de camino del centro de la ciudad. Y aún no está terminada.
De entrada se ha puesto una dura regla: la prensa no tendrá acceso a las zonas donde duermen, comen y conviven entre sí los deportistas de América en esa Villa .
Ahí comienza el veto. Lo demás, es lo de siempre. La zona internacional, por donde salen y entran los competidores y se realizan los izamientos de las banderas, sigue en construcción. Los cajeros automáticos aún no se instalan, ni se han puesto las luces, las lámparas para adornar el paso; hay pocos puestos de comida, además de locales vacíos, en los que ni siquiera hay mercancía o un aviso de qué se pondrá ahí.
Y en lo que a comunicaciones se refiere, aún fallan, si alguien se aleja mucho del módem principal, perderá señal… Con todo lo que falta, se realizan las ceremonias de izamiento de bandera.
Ayer aparecieron en todo lo alto los estandartes de Colombia, El Salvador, Cuba y Perú , el equipo anfitrión. La ceremonia fue la misma en todos sentidos: una pequeña presentación de la anfitriona, un breve discurso de Giorgio Mautino, el alcalde de la Villa, el intercambio de regalos y listo.
Comienza el bailable y se da por terminada la ceremonia.
Se hace de dos en dos para ahorrar tiempo y esfuerzo y también bailes. La Villa tuvo un costo —según reportes preliminares—, de 180 millones de dólares, su construcción inició en septiembre de 2017 en el Parque Zonal N. El complejo consta de siete torres, cuatro de éstas de 20 pisos y tres de 19. La capacidad total es de 10 mil personas, entre atletas, entrenadores y dirigentes. Llegar a pie es prácticamente imposible, ya que está rodeada de bosques, montes y también de colonias en las que la pobreza resalta las diferencias entre una justa de ese tipo y la realidad que viven día a día los peruanos.
Además de esta Villa Panamericana, hay otras cinco satélites, alrededor de las sedes deportivas, en las que se han alojado otros atletas que, por comodidad, decidieron no quedarse tan lejos de todo, aislados en una justa que se supone debe poner en contacto a los atletas con la gente, no alejarla de ella.
A tres días de la inauguración, el paso se aprieta para tener todo listo para la edición XVIII de los Juegos Panamericanos.
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