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El presidente del comité organizador de los
procuró calmar a la población de Japón al reiterar que la pospuesta cita se inaugurará dentro de seis meses.
Dos encuestas en días recientes reflejaron que el 80% de los japoneses consultados opinan que los Juegos deben ser cancelados o pospuestos otra vez, o creen que no deban realizarse ante un incremento de casos de COVID-19 en el país.
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En lo que se describió como un mensaje de año nuevo, Yoshiro Mori brindó un mensaje de optimismo sobre si los Juegos podrán ponerse en marcha el 23 de julio.
“La primavera siempre llega, siempre amanece tras una larga noche", dijo Mori el martes. “Teniendo fe en ello, darle alegría y esperanza a mucha gente, vamos a intentarlo lo mejor posible hasta el final".
Los organizadores y el Comité Olímpico Internacional insistiendo que la cita de verano se podrá realizar durante la pandemia. Pero han brindado escasos detalles sobre sus planes, si acaso prometiendo que se sabrá algo más durante la primavera. Es una tarea monumental.
Más de 15.000 deportistas olímpicos y parolímpicos procedentes de 200 naciones y territorios ingresarán a Japón, junto a decenas de miles de oficiales, árbitros, jueces, administradores, invitados especiales, patrocinadores y personal de los medios.
Tampoco se ha decidido se permitirá la presencia de público o si aficionados extranjeros podrán entrar al país. El optimismo de los organizadores fue puesto en tela de juicio por la declaración de emergencia en Tokio y regiones colindantes anunciada la semana pasada por el primer ministro Yoshihide Suga.
Japón ha controlado el virus relativamente bien, pero los casos han aumentado en las últimas semanas. La cifra de decesos atribuidas al COVID-19 se aproxima a 4.000. Japón tiene una población de 126 millones. “Tenemos que seguir adelante como se ha planificado. No hay otra manera de responder”, dijo Mori.