continúa sin conocer su límite en el powerlifting . La medalla de oro que recién ganó en Tokio 2020 en la categoría de hasta 61 kilos se convirtió en la sexta medalla que consigue en unos Juegos Paralímpicos y la cuarta dorada de manera consecutiva. Eso podría ser suficiente para cualquier otro, pero no para la mexicana, quien ahora apunta a París 2024 .

“La vida no la tenemos comprada, ni regalada, pero espero contar con salud y todavía con esa fuerza”, comentó la máxima ganadora de nuestro país en la justa, después de sumar el triunfo en Japón a los obtenidos en Beijing 2008 , Londres 2012 y Río 2016 . Antes, obtuvo par de platas en Sidney 2000 y Atenas 2004 . “Seguiré trabajando y compitiendo hasta que mi cuerpo aguante. Desde mis primeros Paralímpicos en Sidney 2000 he estado esperando a que Dios o mi cuerpo me digan cuándo parar, pero eso aún no llega así que voy a seguir”, añadió.

La mexicana, de 48 años de edad, levantó 131 kilogramos para quedar por delante de la uzbeka Ruza Kuzieva (130 kg) y de la nigeriana Lucy Ejike , con la misma marca y quien ostenta el récord mundial en esta categoría (142 kg), que Pérez se había propuesto romper. Aunque no logró la marca, sí añadió más brillo a un deslumbrante palmarés.

“Estoy orgullosa de representar este deporte y también de que el constante trabajo duro haya dado estos resultados”, dijo la mexicana, quien celebró la victoria con su entrenador y cónyuge, Enrique Alvarado .

Pérez

, cuyo lema personal es “si no te atreves, nunca volarás”, comenzó a practicar deporte con seis años dentro de su programa de rehabilitación, y se inició en la halterofilia a los 18, al verse apta para esta disciplina y con la meta de participar un día en unos Juegos Paralímpicos . Hoy ya es una leyenda.

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