Resulta que, mientras los diputados votaban por la desaparición de fideicomisos, incluido el
Fodepar, los atletas se seguían preparando para los Olímpicos de Tokio y, como parte de ese trabajo, solicitaban ir a campamentos o a competencias internacionales.
Pero algo cambió, donde se dijo que no habría cambios. Ahora, para solicitar ir a un campamento, hay que llevar casi hasta la factura del refrigerador, cuando hace algunos meses la misma petición no necesitaba tantos requisitos.
Muchos se preguntan si esto no recae sólo en los atletas, que se han quejado abiertamente de falta de apoyo, o falta de certidumbre, con esto de la desaparición del Fodepar. ¿Será?