La multimedallista olímpica y emblema de la gimnasta mundial, Simone Biles, declaró que cayó en una profunda depresión luego de que el doctor de Usa Gymnastics, Larry Nassar, abusara sexualmente de ella.
"Estaba muy deprimida. Dormí mucho porque, para mí, era lo más parecido a la muerte sin dañarme. Fue un escape de todos mis pensamientos, del mundo, de lo que estaba sucediendo", explicó en entrevista a la revista Vogue.
Biles comentó en la revista de moda estadounidense que se dio cuenta de que Nassar había abusado de ella después del apoyo de su ex compañera de equipo Maggie Nichols, también víctima de abusos.
Nichols fue la protagonista de un reciente documental "Atleta A", en Netflix, que detallaba el escándalo de abuso sexual.
La campeona mundial del equipo USA fue la primera en señalar a USA Gymnastics por abusos en 2015.
"Cuando leí lo que dijo Maggie fue un duro golpe para mí, porque me di cuenta de que había sufrido el mismo trato", dijo Biles, ganadora de 19 títulos mundiales en gimnasia.
Biles afirmó cuando se aplazaron los Juegos de Tokio estaba "destrozada" ya que significaba que tendría que pasar un año más con USA Gymnastics.
"Lloré y pensé que no podría soportar estar otro año USA Gymnastics", apuntó la multicampeona.
Biles, de 23 años, ha sido muy crítica con su federación y con el Comité Olímpico y Paralímpico estadounidense (USOPC) y forma parte de unos 140 deportistas que han presentado una denuncia a ambas organizaciones.
Tanto USA Gimnastics como USOPC han intentado evitar ser responsables de no detener el abuso de Nassar y la federación ofreció un acuerdo por 194 millones de euros a los demandantes con la condición de que USOPC quedase libre de cualquier responsabilidad.
La oferta fue rechazada y Biles criticó a ambas organizaciones por esa propuesta.
Se cree que más de 350 mujeres sufrieron abusos por parte de Nassar, que recibió una sentencia de cadena perpetua efectiva por un tribunal de Michigan en 2018, por abusar sexualmente de docenas de gimnastas jóvenes. También está cumpliendo una pena de prisión de 60 años por una condena federal por pornografía infantil.