Cuando comenzaba a jugar raquetbol, allá en un club de su natal Chihuahua, Rodrigo Montoya apenas con 8 años de edad, hacía todo lo posible porque su papá jugara con él… “pero no quería, él jugaba con sus amigos y a mí me mandaba con los huercos…’hágase pa´lla’, me decía”, recuerda este raquetbolista de 23 años, al que no se le borra la sonrisa.

Y ahora ¿él querrá jugar con su papá?

Montoya

es campeón del mundo, uno de los mejores deportistas mexicanos del orbe, pero doble ganador de oro, pero pasará a la historia por ser el que rompió la marca de 23 oros para la Delegación Mexicana , marca que venía arrastrándose desde 1995 en Mar del Plata, Argentina , y que era le mejor actuación de México fuera de casa… Ahora lo es Lima.

“Sí ¿verdad?, uno no sabe ni lo que logró ¿verdad?, pero bueno, qué bonito que se dio todo”, comenta un día después de ser el hombre del momento.

-¿Lloraste? Dijo que iba a llorar después de lo conseguido..

“Jejeje, no digo nada…”, ríe divertido, siempre con la raqueta en la mano.

-¿Por qué el raquetbol ?

“No sé… Siempre me gustaron los deportes con raqueta . Juego tenis, ping pong, frontenis, squash, ese me sirve mucho para mis entrenamientos, pero el raquetbol es adictivo, nunca quieres que termine, siempre que entras a la cancha buscas la manera de pegarle mejor a la pelota, de tener más efecto. Es mi adicción”.

Ya son quince años practicando este deporte, “que me ha dado muchas alegrías. El año pasado conseguí el título del mundo, casi nadie sabía ¿verdad?, y ahora estas medallas de oro, son importantes ¿verdad? Me ha ido bien”.

Pero aún así, con todo eso colgando del cuello, el raquetbol en hombres no es igual de conocido que el de mujeres por una razón: Paola Longoria

“Es que Paola está cañón ¿verdad? En hombres el nivel es muy parejo, todos le ganan a todos ¿verdad? Pero Paola roba, aunque ya le está costando más trabajo, toda su trayectoria es muy destacada, a nosotros nos cuesta mucho trabajo y nos va a costar mucho más, los países que antes no eran problema, hoy empiezan a darlo, por eso hay que prepararse más ¿verdad?”.

Hace quince años, en un club deportivo, el papá de Rodrigo Montoya prefería irse a jugar con sus amigos que con el futuro campeón del mundo…

La pregunta es: ¿hoy será igual? “Quién sabe ¿verdad?”.

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