Una malformación congénita hizo que sus piernas no se desarrollaran. La vida ha sido diferente para él, pero no complicada, al contrario, lo hizo fuerte física y mentalmente. “No se puede necesitar algo que nunca tuviste”, asegura Michel Muñoz , pararemero mexicano que consiguió por primera vez una plaza paralímpica en esa disciplina.
Desde los 11 años su fiel acompañante ha sido una patineta que lo ayuda a transportarse por las complicadas calles de Naucalpan, Estado de México. Muñoz Malagón lleva una vida ligada al deporte y siempre soñó participar en unos Juegos Paralímpicos . Practicó futbol convencional y con personas amputadas, basquetbol, danza aérea y hasta culminó un Maratón de la CDMX.
“Las personas discapacitadas siempre buscamos alternativas para llegar a donde queremos”, es una frase que Mich lleva como bandera y parece funcionarle. Ingresó al Comité Paralímpico en la disciplina de Powerlifting, consiguió un campeonato nacional, pero aún faltaba algo.
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Se dio el salto a Pararemo gracias a la entrenadora Alejandra Menzi y ahí, asegura, vive el mejor momento de su carrera. “El remo me está llevando al límite, pero lo estoy amando. Llegó en el mejor momento de mi vida gracias al apoyo de amigos, mi entrenadora que me dio la oportunidad y mi familia”, declaró para EL UNIVERSAL Deportes.
El pasado 11 de marzo obtuvo en Río de Janeiro la plaza paralímpica en la prueba de PR1 M1x. Ahí, parte del objetivo estaba consumado. Fue el momento en el que recordó cuando buscó un espacio en otras Federaciones “en las que sufrió discriminación o le pidieron dinero extra”.
Ahora viene lo mejor, seguir preparándose por buscar su puesto en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2021 .
“Nunca me he quedado estancado, aprendí a no rendirme y así es como llegué a esa plaza histórica. Ahora quiero hacer hasta lo imposible por buscar podio en Tokio 2021”, sentenció.
MARATÓN DE LA CDMX
“Un día antes del evento lo decidí, fue algo muy arriesgado, pero me atreví a hacerlo. No llevaba guantes, agarré una mochila, una sudadera, llegué con mi amigo que me dejó su registró y no pude dejar mi mochila en ningún lado.
Yo creo lo más complicado fue el final, porque se ve una pendiente que no se ve pero se siente, lo último me pesó muchísimo, además de que ya tenía llagas en mis dedos por el pavimento, pero como siempre lo digo: 'No te quedes a la mitad de la carrera, debes cruzar la meta como sea”.