En el primero de la tarde, Rompe Palos de la ganadería de Fernando de la Mora , la tauromaquia estéticamente muy bella de Enrique Ponce lució particularmente con la muleta en la mano izquierda.
Cuando cerró la faena, con su pase de La Poncina , y ejecutó la suerte suprema con gran efectividad, supusieron muchos que dos trofeos serían su justa recompensa. El juez de plaza, Jorge Ramos , no coincidió y solamente otorgó uno, con el coraje de muchos (incluido el matador, quien se quedó con ganas de salir a hombros).
José Mauricio, con el quinto, un astado complicado y con sentido, se jugó la epidermis y sólo por la gracia de Dios se salvó de una grave cornada. El capitalino se fue sin trofeos, pero con pleno reconocimiento a su entrega indómita. Su antiguo maestro, Paco Laguna , estará feliz del momento en el que se encuentra en este tiempo.
Joselito obtuvo un trofeo en su primer astado, muy protestado por la concurrencia. En su segundo, Tequis, un astado con muchas cualidades positivas en la embestida como la fijeza y la codicia, salió a relucir el Adame rebosante que vimos en San Miguel Allende , recientemente.
Una vuelta al ruedo por fallar en la suerte suprema fue su recompensa, pero queda una faena que alcanzó cuotas altas en varios pasajes de la misma. El próximo miércoles 5 de febrero, a las 4:30 de la tarde, corrida de aniversario. Por ahí nos encontramos.